Mary Wollstonecraft (27 de abril de 1759 - 10 de septiembre
de 1797). Filósofa y escritora británica. Durante su breve carrera escribió
novelas, tratados, un relato de viaje y un libro de literatura infantil. Mary
Wollstonecraft es conocida por Vindicación de los derechos de la mujer, en el
cual argumenta que las mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre, sino
que parecen serlo porque no reciben la misma educación.
Argumenta que hombres y mujeres deberían ser tratados como seres racionales e
imagina un orden social basado en la razón.
Tanto por parte del público en general como de las
feministas, la vida de Mary Wollstonecraft ha sido objeto del mismo interés, si
no mayor, que sus obras, debido a sus relaciones poco convencionales y a menudo
tumultuosas. Tras dos romances malogrados con Henry Fuseli y Gilbert Imlay,
Mary Wollstonecraft se casó con el filósofo William Godwin, uno de los
precursores del movimiento anarquista; con él tuvo una hija, Mary Shelley,
autora de Frankenstein y esposa del conocido poeta romántico Percy Bysshe Shelley.
Mary Wollstonecraft murió a la edad de 38 años debido a complicaciones
derivadas del nacimiento de su hija, dejando tras ella varios manuscritos
inacabados.
Hoy en día, Mary Wollstonecraft está considerada
una de las precursoras de la filosofía feminista. Su temprana defensa de la
igualdad y sus ataques al feminismo convencional y a la degradación de la mujer
fueron la antesala de la aparición del movimiento feminista. Sus ideas
filosóficas y sus conflictos personales han sido considerados como importantes
influencias en posteriores obras de feministas.
Mary Wollstonecraft nació el 27 de abril de 1759 en
Spitalfields, Londres, Inglaterra. Aunque su familia tenía unos ingresos
aceptables cuando ella era pequeña, su padre los derrochó en proyectos especulativos.
Debido a ello, la familia pasó a estar en una
situación financiera inestable y se vieron obligados a trasladarse
frecuentemente durante la juventud de Mary Wollstonecraft. Esta situación
económica se hizo tan grave que el padre de Mary Wollstonecraft le obligó a
gastar una herencia que ella de otro modo habría recibido en su madurez.
Además, parece que era un hombre violento que maltrataba a su esposa cuando se
encontraba bebido. En su adolescencia, Mary Wollstonecraft acostumbraba a
mentir para proteger a su madre. Con sus hermanas, Everina y Eliza, ejercía un
papel igualmente influyente. Por ejemplo, en un momento concreto en 1784,
convenció a su hermana Eliza, la cual había sufrido lo que probablemente fue
una depresión posparto, para que abandonara a su marido y a su bebé; Mary
Wollstonecraft arregló todo para que Eliza pudiera huir, demostrando así su
deseo de desafiar las normas sociales. El precio que hubo que pagar, sin
embargo, fue alto: "Su hermana sufrió el rechazo social y, puesto que no
podía volver a casarse, fue desterrada a una vida de pobreza y de trabajo
duro".
Mary Wollstonecraft tuvo 2 amistades en su
juventud, la primera con Jane Arden en Beverley. Ambas solían leer libros
juntas y asistían a clases impartidas por el padre de Arden, un científico y
filósofo con estilo propio. Mary Wollstonecraft disfrutaba enormemente en la
atmósfera intelectual de la casa de Arden y valoraba mucho su amistad con la
chica, a veces hasta el punto de ser emocionalmente posesiva. Mary Wollstonecraft
le escribió "Se han formado en mí ciertas nociones románticas de
amistad... soy un poco peculiar en mi entendimiento del amor y la amistad;
tengo que tener el primer puesto o ninguno". En algunas de las cartas de
Mary Wollstonecraft a Arden se revelan las volátiles y particularmente
depresivas emociones que la atormentaron durante toda su vida.
La segunda, y posiblemente más importante, amistad
la mantuvo con Fanny Blood, a la cual Mary Wollstonecraft otorgaba el mérito de
haber abierto su mente. Wollstonecraft imaginó una utopía de convivencia con
Blood; hicieron planes para alquilar habitaciones juntas y apoyarse emocional y
económicamente la una a la otra, pero este sueño se vio frustrado ante la
realidad de sus problemas financieros. Además, Mary Wollstonecraft se dio
cuenta de que había idealizado a Fanny Blood (estaba más de parte de los
valores tradicionalmente considerados femeninos que Mary Wollstonecraft). De
todos modos Mary permaneció dedicada a ella y a su familia a lo largo de toda
su vida (frecuentemente ofrecía algo de dinero a su hermano, por ejemplo). Con
el fin de ganarse la vida, Mary Wollstonecraft, sus hermanas y Fanny Blood
abrieron una escuela en Newington Green, una comunidad inconformista, pero
Fanny Blood se comprometió con un hombre al poco tiempo. Después de su boda, su
marido, Hugh Skeys, se la llevó a Europa con la intención de que su salud, que
siempre había sido precaria, mejorara. Sin embargo, tras quedar embarazada, la
salud de Fanny Blood se deterioró aún más. En (1785), Wollstonecraft se fue a
Lisboa con Blood para cuidar de ella, aunque no sirvió de nada, Fanny Blood
murió en el parto el 29 de noviembre de 1785; además, su abandono de la escuela
tuvo como consecuencia que el proyecto fracasara. La muerte de Blood destrozó a
Wollstonecraft y fue parte de la inspiración para su primera novela, "La
Novela de María".
Después de la muerte de Fanny Blood, Mary
Woollstonecraft volvió a Gran Bretaña, donde comenzó a trabajar como
institutriz en la respetable Familia Kingsborough, en Irlanda. Aunque no pudo
llevarse bien con Lady Kingsborough, para los niños fue una instructora
estimulante; Margaret King dijo posteriormente que ella "había liberado su
mente de toda superstición". Algunas de las experiencias de Mary
Wollstonecraft durante aquellos años se verían reflejadas en su único libro de
literatura infantil, "Relatos Originales de la Vida Real" 1788.
Frustrada debido a las limitadas opciones laborales
de las que disponían las mujeres respetables pero con pocos recursos económicos
(una barrera que Mary Wollstonecraft describe elocuentemente en el capítulo de
"Reflexiones sobre la educación de las hijas", 1787, titulado
"Unfortunate Situation of Females, Fashionably Educated, and Left Without
a Fortune", cuya posible traducción sería "desafortunada situación de
las mujeres modernamente educadas que han quedado sin fortuna"), decidió,
tras ejercer un año como institutriz, emprender una carrera como autora. Ésta
fue una decisión radical, pues, en aquellos tiempos, pocas mujeres podían
sobrevivir como escritoras. Cuando escribió a su hermana Everina en 1787, según
sus propias palabras, trataba de convertirse en "la primera de un nuevo
género". Se trasladó a Londres y, ayudada por el editor liberal Joseph
Johnson, estableció un hogar en el cual vivir y comenzó un trabajo que la
mantuviera. Aprendió francés y alemán y tradujo textos, entre los que destacan
Sobre la importancia de las opiniones religiosas de Jacques Necker y Elementos
de moralidad para el trato con niños de Christian Gotthilf Salzmann. También
escribió reseñas, principalmente de novelas, para el Analytical Review de
Johnson. El universo intelectual de Mary Wollstonecraft se amplió durante esa
época, no sólo gracias a la lectura que llevaba a cabo para sus reseñas, sino
también por las compañías que frecuentaba: "Asistió a las renombradas
cenas de Johnson y conoció a intelectuales como Thomas Paine y William
Godwin".
Durante su estancia en Londres, Mary Wollstonecraft
mantuvo una relación con el artista Henry Fuseli, a pesar de que él estaba
casado. Ella estaba, según escribió, cautivada por su genio, "la grandeza
de su alma, la rapidez de su comprensión y su encantadora simpatía".
Propuso una utópica organización de vida conjunta con Henry Fuseli y su mujer,
pero la esposa de Henry Fuseli quedó horrorizada y Henry Fuseli rompió su
relación con Mary Wollstonecraft. Después del rechazo de Henry Fuseli, Mary
Wollstonecraft decidió viajar a Francia para huir de la humillación del
incidente y para participar en los sucesos revolucionarios que recientemente
había celebrado en su "Vindicación de los Derechos del Hombre"
(1790). Escribió esta obra en respuesta a la conservadora crítica de Edmund
Burke a la Revolución francesa en "Reflexiones sobre la Revolución
Francesa" (1790). Apuntó a estas mismas ideas de forma más indirecta en
Vindicación de los Derechos de la Mujer (1792), su trabajo más conocido e
influyente.
Mary Wollstonecraft marchó hacia París, Francia, en
diciembre de 1792 y llegó aproximadamente un mes antes de que Luis XVI fuera
guillotinado. Francia se encontraba sumido en la confusión. Buscó a otros
visitantes británicos como Helen Maria Williams y se unió al círculo de
expatriados de la ciudad. Acababa de escribir "Vindicación de los Derechos
de la Mujer", estaba determinada a poner en práctica sus ideas y, en la
atmósfera intelectualmente estimulante de la Revolución Francesa tuvo su
relación amorosa más experimental: "Conoció y cayó perdidamente enamorada
de Gilbert Imlay, un aventurero americano". Estuviera o no Mary
Wollstonecraft interesada en un enlace matrimonial, Gilbert Imlay no lo estaba,
y ella parecía haberse enamorado de una idealización de este hombre. Aunque
Mary Wollstonecraft había rechazado el componente sexual de las relaciones en
"Vindicación de los Derechos de la Mujer", Gilbert Imlay despertó su
pasión y su interés por el sexo. Mary Wollstonecraft quedó pronto embarazada, y
el 14 de mayo de 1794 dio a luz a su primera hija, Fanny, a la que puso el
nombre de la que quizá fue su mejor amiga. A pesar de toda la agitación que la
rodeaba, Mary Wollstonecraft nunca dejó de escribir; mientras se encontraba en
Francia, recopiló información para su versión histórica de los primeros años de
la Revolución Francesa y escribió con avidez en El Havre. En diciembre de 1794
se publicó en Londres "Una visión histórica y moral del origen de la
Revolución Francesa".
La situación política empeoró, Gran Bretaña declaró
la guerra a Francia, colocando en considerable peligro a los ciudadanos
británicos establecidos en Francia. Para proteger a Mary Wollstonecraft,
Gilbert Imlay la registró como su esposa en 1793, a pesar de que no estaban
casados. Algunos de los amigos de Mary Wollstonecraft no tuvieron tanta suerte;
muchos de ellos, como Thomas Paine, fueron arrestados y algunos incluso
guillotinados. Más tarde, después de abandonar Francia, Mary Wollstonecraft
seguiría refiriéndose a sí misma como Mrs. Imlay, incluso de cara a sus
hermanas, con el fin de otorgar legitimidad a su hija.
Gilbert Imlay, descontento con la Mary
Wollstonecraft casera y maternal, la dejó. Prometió que volvería a El Havre,
Francia, donde ella había ido para dar a luz, pero sus retrasos en escribir y
sus largas ausencias convencieron a Mary Wollstonecraft de que había encontrado
otra mujer. Sus cartas a él están llenas de protestas desesperadas,
consideradas por muchos críticos como expresiones de una mujer profundamente
deprimida, según algunos como resultado de sus circunstancias (sola con una
hija en medio de una revolución).
Mary Wollstonecraft volvió a Londres en abril de
1795 en busca de Imlay, pero él la rechazó. En mayo de 1795 trató de
suicidarse, probablemente con láudano, pero Gilbert Imlay la salvó (aunque no
está muy claro cómo). En un último intento de recuperarle, se embarcó en
ciertos negocios relacionados con él en Escandinavia, tratando de recuperar
algunas de sus pérdidas. Mary Wollstonecraft emprendió este arduo viaje con su
pequeña hija y una criada. Relató los sucesos y sus pensamientos en cartas a
Gilbert Imlay, muchas de las cuales se publicaron posteriormente como
"Cartas escritas durante una breve estancia en Suecia, Noruega y
Dinamarca" en 1796. Mary Wollstonecraft consideraba su suicidio
profundamente racional y escribió tras su rescate: "Sólo tengo que
lamentar que, cuando la amargura de la muerte había pasado, fui inhumanamente
traída de vuelta a la vida y la miseria. Pero tengo la firme determinación de
que esa decepción no me desconcierte; no dejaré que lo que fue uno de los actos
más calmados de mi razón quede como un intento desesperado. En lo que a ello
respecta, sólo tengo que rendir cuentas a mí misma. Si me preocupara por lo que
llaman reputación, serían otras circunstancias las que me deshonrarían".
Poco a poco, Mary Wollstonecraft volvió a su vida
literaria, relacionándose con el círculo de Joseph Johnson de nuevo, en
particular con Mary Hays, Elizabeth Inchbald y Sarah Siddons mediante William
Godwin. El noviazgo de William Godwin y Mary Wollstonecraft comenzó lentamente,
pero finalmente se convirtió en una apasionada relación. William Godwin había
leído sus "Cartas escritas en Suecia, Noruega y Dinamarca" y más
tarde escribió que "Si alguna vez hubo un libro hecho para que el lector
quedara enamorado de su autor, para mí es éste. Ella habla de su dolor de un
modo que te llena de melancolía y te deshace en ternura, al mismo tiempo que
demuestra una genialidad que inspira una gran admiración". Una vez Mary
Wollstonecraft quedó embarazada, decidieron casarse para que el hijo fuera
legítimo. Su boda desveló el hecho de que Mary Wollstonecraft nunca había
estado casada con Gilbert Imlay, y como resultado William Godwin y ella
perdieron muchos amigos. William Godwin recibió críticas porque había defendido
la abolición del matrimonio en su tratado "Investigación sobre la justicia
política". Después de la boda, que tuvo lugar el 29 de marzo de 1797, se
trasladaron a 2 casas adosadas, conocidas como "El Polígono", de modo
que pudieran conservar su independencia; a menudo se comunicaban por carta. Según
parece eran felices y tuvieron una estable, aunque trágicamente breve,
relación.
El 30 de agosto de 1797, Mary Wollstonecraft dio a
luz a su segunda hija, Mary. Aunque al principio el parto pareció ir bien, la
placenta se rompió y se infectó durante el nacimiento, algo que no era raro en
el s. XVIII. Tras varios días de agonía, Mary Wollstonecraft murió de
septicemia el 10 de septiembre de 1797. William Godwin quedó destrozado;
escribió a su amigo Thomas Holcroft: "Creo firmemente que no existe en el
mundo nadie que se pueda comparar a ella. Sé por experiencia que estábamos
hechos para hacernos felices el uno al otro. No espero en absoluto poder volver
a ser feliz nunca más". Fue incinerada en St Pancras Old Church y allí se
le construyó un memorial, aunque tanto sus restos como los de William Godwin
fueron trasladados posteriormente a Bournemouth. En su lápida se puede leer,
"Mary Wollstonecraft Godwin, autora de Vindicación de los derechos de la
mujer: Nacida el 27 de abril de 1759: Fallecida el 10 de septiembre de
1797".
En enero de 1798 William Godwin publicó sus
"Memorias de la Autora de Vindicación de los Derechos de la Mujer".
Aunque William Godwin sentía que estaba describiendo a su esposa con amor,
compasión y sinceridad, muchos lectores quedaron conmocionados por el hecho de
que él revelara la ilegitimidad de la primera hija de Mary Wollstonecraft, sus
relaciones amorosas y sus intentos de suicidio. Robert Southey le acusó de
destapar todos los secretos de su mujer fallecida. Las "Memorias de la
Autora de Vindicación de los Derechos de la Mujer" de William Godwin
mostraron a Mary Wollstonecraft como una mujer profundamente comprometida con
sus sentimientos, equilibrada y más escéptica en cuanto a religión de lo que
sugieren sus propios escritos.
Mary Wollstonecraft ha tenido lo que Cora Kaplan
llama un "curioso" legado: "Para ser una autora activista
aficionada a muchos géneros, en el último cuarto de siglo la vida de Mary
Wollstonecraft se ha seguido mucho más de cerca que sus escritos". Tras el
devastador efecto de las Memorias de Godwin, la reputación de Mary
Wollstonecraft no gozó de muy buena salud durante un siglo; fue incluso
criticada por autores como Maria Edgeworth, que claramente creó a la excéntrica
Harriet Freke de Belinda 1801 a la imagen y semejanza de Mary Wollstonecraft.
No fue hasta finales del s. XIX cuando la escritora volvió a ser aplaudida. Con
la llegada del Feminismo, mujeres con opiniones políticas tan diferentes como
Virginia Woolf y Emma Goldman recuperaron la historia de Mary Wollstonecraft y
celebraron los "experimentos de su vida", como Virginia Woolf los
llamó en un famoso ensayo. Muchos, en cualquier caso, continuaron despreciando
el estilo de vida de Mary Wollstonecraft.
Así pues, el Feminismo de la década de 1960 y 1970
trajo de nuevo el éxito a las obras de Mary Wollstonecraft. Su buen momento
reflejaba el que también gozaba el Movimiento Feminista; por ejemplo, a
principios de la década de 1970 fueron publicadas 6 biografías de Mary
Wollstonecraft que presentaban su apasionada vida así como su radicalidad y
racionalidad. Mary Wollstonecraft fue vista como una figura paradójica e
intrigante que no se adhería a la versión del Feminismo de 1970. En la década
de 1980 y 1990 apareció una imagen diferente de la escritora, que la describía
mucho más como una creación de su tiempo; intelectuales como Claudia Johnson,
Gary Kelly y Virginia Sapiro mostraron la continuación entre el pensamiento de
Mary Wollstonecraft y otras ideas importantes del s. XVIII, tales como la
sensibilidad, la economía y la teoría política.
Las 2 primeras obras de Mary Wollstonecraft tratan
el tema de la educación. La primera de ellas, "Reflexiones sobre la
educación de las hijas", es una guía de comportamiento, un texto que
aconseja no sólo acerca de asuntos morales como la benevolencia, sino también
acerca de los relacionados con la etiqueta, como el vestir. Este tipo de
escritos era extremadamente popular durante el s. XVIII, en particular entre la
clase media emergente, la cual veía en ellos la forma de desarrollar unas
costumbres en la clase media que desafiaran el código de comportamiento
aristocrático. Aunque gran parte de esos escritos son poco originales, algunos
fragmentos, como el de la descripción de Mary Wollstonecraft del sufrimiento de
la mujer soltera, apuntan a que la escritora no se contentó con simplemente
imitar a otros autores.
En 1790 Edmund Burke publicó "Reflexiones
sobre la Revolución Francesa". Edmund Burke, que había apoyado la Guerra
de la Independencia de EUA, sorprendió a sus contemporáneos argumentando en
contra de los revolucionarios franceses. Su libro trajo como consecuencia lo
que ahora se conoce como la "Revolution Controversy" (que podría
traducirse como "polémica de la revolución"), un folleto de guerra
que respondía al texto de Edmund Burke.
La "Vindicación de los Derechos del
Hombre" de Mary Wollstonecraft fue la primera de muchas otras obras
seminales en esta guerra, tales como "Los Derechos del Hombre" de
Thomas Paine. Pero Mary Wollstonecraft no sólo estaba contestando a las
"Reflexiones sobre la Revolución Francesa" de Edmund Burke, sino
también a su "Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas
acerca de lo sublime y de lo bello" 1756, en el cual el escritor
argumentaba que la belleza está asociada con la debilidad y la feminidad y que
lo sublime está asociado con la fuerza y la masculinidad. Mary Wollstonecraft
le da la vuelta a la retórica de Edmund Burke en "Reflexiones sobre la
Revolución Francesa", girándola contra él; argumenta que su teatral puesta
en escena, como la que hace en su conocida y adornada descripción de los
horrores que María Antonieta tuvo que sufrir, convierte a los lectores de
Edmund Burke (los ciudadanos) en débiles mujeres que quedan convencidas por el
espectáculo. Además critica la argumentación clasista de Edmund Burke,
demostrando, como muchos otros de sus críticos, que es movido por el
sufrimiento de María Antonieta pero no por la situación apremiante de las
mujeres pobres y muertas de hambre en Francia; de hecho, desprecia a éstas
abiertamente. Mary Wollstonecraft también desafía la afirmación de Burke acerca
de que la tradición debe sostener la teoría política; defiende la racionalidad,
señalando que el sistema de Edmund Burke llevaría lógicamente a la continuación
de la esclavitud por el simple hecho de ser una tradición ancestral. Mary
Wollstonecraft no rechaza la necesidad de la compasión en las relaciones
humanas que Edmund Burke enfatiza, pero a menudo sostiene que esa compasión es
insuficiente para la cohesión social y en cierto punto escribe: "Una
miseria semejante pide algo más que lágrimas (me detengo para recordarme a mí
misma) hay que analizar siempre cualquier situación racionalmente".
Significativamente, finaliza "Vindicación de los Derechos del Hombre"
con una referencia a la Biblia: "Teme a Dios y ama a las criaturas que le
pertenecen. ¡Contemplad el deber del hombre al completo!".
“No les deseo que tengan poder sobre los hombres, sino sobre
sí mismas” ( Mary Wollstonecraft )
|
La obra "Vindicación de los Derechos de la
Mujer" es una mezcla de géneros literarios (un tratado político, una guía
de comportamiento y un tratado educacional). Con el fin de discutir la posición
de la mujer en la sociedad, Mary Wollstonecraft esboza las conexiones entre
cuatro términos: derecho, razón, virtud y deber. Los derechos y deberes están
completamente ligados para Mary Wollstonecraft (si se tienen derechos cívicos
también se tienen deberes cívicos). Tal y como ella comenta brevemente
"sin derechos no puede haber ninguna obligación".
Uno de los principales argumentos de Mary
Wollstonecraft en "Vindicación de los Derechos de la Mujer" es que
las mujeres deberían ser educadas racionalmente, de modo que pudieran así
contribuir a la sociedad. Mary Wollstonecraft contesta así de forma mordaz a
escritores como James Fordyce y John Gregory y filósofos educacionales como
Jean-Jacques Rousseau, el cual sostiene que la mujer no necesita educación
racional. (Jean-Jacques Rousseau, como es bien conocido, argumenta en
"Emilio o de la educación", 1762, que la mujer debería ser educada
para el placer). Contrariamente, Mary Wollstonecraft mantiene que las esposas
deberían ser las compañeras racionales de sus maridos. Apunta que si una
sociedad decide dejar la educación de sus hijos a las mujeres, éstas deben
estar bien educadas para poder pasar el conocimiento a la siguiente generación.
Mary Wollstonecraft declara que las mujeres son
estúpidas y superficiales (las llama, por ejemplo, "spaniels" o
"juguetes" en cierto momento), pero dice que no es debido a una
deficiencia innata sino a que los hombres les han negado el acceso a la
educación. Mary Wollstonecraft está decidida a ilustrar las limitaciones que la
falta de educación ha supuesto a las mujeres; poéticamente, escribe:
"Enseñadas desde su infancia que la belleza es el cetro de las mujeres, la
mente se amolda al cuerpo y, errante en su dorada jaula, sólo busca adornar su
prisión". La implicación de esta afirmación es que, sin el daño ideológico
que anima a las jóvenes desde temprana edad a centrar su atención en la belleza
y las mejoras exteriores, las mujeres podrían lograr mucho más.
Puede ser objeto de debate hasta qué punto creía
Mary Wollstonecraft en la igualdad de mujeres y hombres; ciertamente no fue una
feminista en el sentido moderno de la palabra (las palabras Feminista y
Feminismo no existieron hasta después de 1890), ya que no pedía igualdad de
derechos (por ejemplo no pedía el derecho al sufragio para las mujeres) en sus
escritos. Declara que hombres y mujeres son iguales a los ojos de Dios y que
están sujetos a las mismas leyes morales. En cualquier caso, las peticiones de
igualdad contrastan con sus declaraciones acerca de la superioridad de la
fuerza y el valor masculinos. Mary Wollstonecraft mantiene, en la conocida y
ambigua frase: "No se concluya que quiero invertir el orden de las cosas;
ya he asegurado que, por su constitución, los hombres parecen diseñados por la
Providencia para lograr un mayor grado de virtud. Hablo refiriéndome a este
sexo en general; pero no veo motivo alguno para concluir que sus virtudes
debieran diferir a causa de su naturaleza. De hecho, ¿cómo sería posible si la
virtud es una constante eterna? Debo, por tanto, si razono consecuentemente,
sostener tan enérgicamente que ellos siguen ese mismo fin como sostengo que
Dios existe".
Una de las críticas más mordaces de Mary Wollstonecraft
en "Vindicación de los derechos de la mujer" es la que hace contra la
falsa y excesiva sensibilidad, particularmente en las mujeres. Argumenta que
las mujeres que sucumben a la sensibilidad son "movidas por cualquier
ráfaga o sentimiento momentáneo" y debido a que son "presas de sus
sentidos" no pueden pensar racionalmente. Y así, declara, no se perjudican
sólo a sí mismas sino a toda la civilización: Éstas no son mujeres que puedan
ayudar a perfeccionar la civilización (una idea popular en el s. XVIII) sino
mujeres que colaboran en su destrucción. Mary Wollstonecraft no defiende que la
razón y los sentimientos debieran actuar independientemente; cree que deberían
servirse la una a la otra.
Además de sus argumentos filosóficos más generales,
Mary Wollstonecraft traza un plan educacional específico. En el capítulo 12,
"Sobre la educación nacional", sostiene que todos los niños deberían
ser enviados a un "internado nacional" al mismo tiempo que se les da
cierta educación en casa que "incentive el amor por el hogar y los
placeres caseros". También mantiene que esta escolaridad debería ser
mixta, ya que hombres y mujeres, cuyos matrimonios son los cimientos de la
sociedad, deberían ser "educados según el mismo modelo".
Mary Wollstonecraft dirige su texto a la clase
media, a la cual llama "el estado más natural", y "Vindicación
de los Derechos de la Mujer" está impregnado de la visión burguesa del
mundo. Defiende la modestia y la diligencia y ataca la riqueza empleando el
mismo lenguaje con el que acusa a las mujeres de falta de utilidad. De todos
modos, no es una amiga incondicional de la pobreza; por ejemplo, es su plan
nacional de educación sugiere que, después de los 9 años, los pobres deberían
ser separados de los ricos y enseñados en otra escuela.
Ambas son novelas de Mary Wollstonecraft centradas
en la desesperada situación que sufrían algunas mujeres en el s. XVIII. En la
primera de ellas, "La Novela de María", la protagonista de análogo
nombre, a la que hicieron caso omiso en su infancia, se convierte de repente en
heredera; consecuentemente su familia le acuerda un conveniente matrimonio con
un hombre que ni siquiera conoce. El marido de Mary, Charles, desaparece
rápidamente en la novela y la historia se centra en la relación entre Mary y su
amiga enferma, Ann. Viajan por Europa juntas con la esperanza de mejorar la
salud de Ann, pero sin éxito; Ann muere. Durante ese tiempo, Mary conoce y se
enamora de Henry. Tras la muerte de Ann, Mary y Henry vuelven a Inglaterra.
Henry también está enfermo, pero Mary elige vivir con él y con su madre durante
las semanas que le quedan. Mary nunca se recupera de la pérdida de Ann y Henry
y cuando su marido reaparece al final del libro no puede soportar estar en la
misma habitación que él.
El final del libro sugiere que ella morirá joven.
Al igual que María, este libro es una reflexión sobre el matrimonio. No hay
ningún matrimonio exitoso en la novela y al final, cuando está muriendo, Mary
"piensa que se está acercando a ese mundo en el que no hay matrimonio y ser
dado en matrimonio", presumiblemente como una parte positiva de su
situación. Las únicas relaciones satisfactorias del libro son las amistades, e
incluso éstas acaban de forma trágica para Mary.
María es una novela a menudo considerada la obra
más radical de Wollstonecraft. En ella detalla muchos de las "injusticias
sufridas por la mujer", no sólo desde un punto de vista individual sino
también general. La protagonista, María, es encerrada en un manicomio por su
derrochador marido con el fin de robarle el dinero; tristemente, su hija
también le es arrebatada. Mientras se encuentra en el manicomio, María conoce y
quizá se enamora de un hombre llamado Darnford, pero debido a que el relato
está inacabado, no queda claro si Mary Wollstonecraft pretendía resolver
felizmente la trama sentimental o acabar la novela trágicamente. María también
entabla amistad con una de las enfermeras, Jemima, que, al igual que la propia
María, tiene una horrorosa historia que contar sobre su vida de casada. El
relato de Jemima da a Mary Wollstonecraft la oportunidad de mostrar los
vínculos entre mujeres de diferentes clases. Significativamente, es uno de los
primeros momentos en la historia del feminismo en que se apunta un argumento
relacionado con las clases sociales, el cual afirma que las mujeres de
diferentes posiciones económicas tienen los mismos intereses por el hecho de
ser mujeres. Profundamente afectada por sus propios asuntos sentimentales y
experiencias en Francia, Mary Wollstonecraft cambió algunas de sus opiniones previas
acerca de las clases; no habría hecho esas mismas afirmaciones 6 años antes,
cuando describía a la clase media como "el estado natural".
Cartas escritas en Suecia es un relato de viaje,
pero uno muy particular; consiste no sólo en las reflexiones de Wollstonecraft
acerca de Escandinavia y sus gentes sino también acerca de su relación con
Imlay (aunque no se le menciona por su nombre). En ésta, su última obra
importante finalizada, Mary Wollstonecraft está fuertemente influenciada por
los temas que trata Rousseau en "Ensoñaciones del Paseante Solitario"
1782: "La búsqueda de la fuente de la felicidad humana, el rechazo estoico
de los bienes materiales, el abrazo extático de la naturaleza y el papel
esencial de los sentimientos en el entendimiento". Mientras Jean-Jacques
Rousseau rechaza en última instancia la sociedad, Mary Wollstonecraft celebra
el panorama nacional y el progreso industrial en sus textos. Mary
Wollstonecraft también explora las conexiones entre lo sublime y la
sensibilidad.
Muchas de las cartas describen el impresionante
paisaje de Escandinavia y los deseos de Mary Wollstonecraft de crear una
conexión emocional con ese mundo natural. De este modo, deja un papel más
importante a la imaginación de lo que lo había hecho anteriormente en sus
obras. La escritora compara esta imaginativa conexión con el mundo con una
comercial y mercenaria actitud que asocia con Gilbert Imlay y que critica
mediante sus escritos.
“¿Quién ha erigido al hombre en único juez si la mujer
comparte con él el don de la razón?” ( Mary Wollstonecraft )
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