miércoles, 27 de marzo de 2013

MARINA IVÁNOVNA TSVETÁYEVA



Marina Ivánovna Tsvetáyeva (26 de septiembre de 1892 - 31 de agosto de 1941). Escritora y poetisa rusa. Marina Tsvetáyeva tuvo que exiliarse en Praga 1922 y luego en Francia 1925 después de la Revolución Rusa con su marido, un oficial en activo. Vivió 14 años en Francia, desdichada y deprimida. Tenía 2 hijas, Irina y Ariadna, y un hijo, Gueorgui. Volvió a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) para reunirse con su marido Serguéi Efrón, quien había regresado a Rusia, y con su hija, en 1939. Pero en el mismo año su marido Serguéi Efrón y su hija Ariadna fueron arrestados, y Serguéi Efrón fue fusilado en 1941. Ariadna fue rehabilitada en 1955. Fue una mujer de pasiones categóricas, voluntariosa y resuelta, que arrancó bruscamente de su corazón todo aquello que la había desilusionado y no podía ya aceptar. Toda la vida sintió por Boris Pasternak un conmovedor afecto, a pesar de estar casada con un oficial del ejército zarista.


Marina Tsvetáyeva padeció la desaprobación oficial, no pudo encontrar vivienda ni trabajo. Era tan pobre que su hija Irina tuvo que ir al orfanato, donde dadas las malas condiciones murió de hambre. Cuando comenzó la Gran Guerra Patria frente al Nazismo (Nacionalsocialismo), Marina Tsvetáyeva fue evacuada a Yelábuga, Tartaristán, donde se suicidó en 1941. Pese a todas esas desdichas (y de la conciencia escrita de ellas) dejó una obra viva, de impresionante calor, intransigente y llena de valentía, que fue salvada de la destrucción y del olvido por su hija Ariadna Efrón. En la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) permaneció casi inédita hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzó a ser conocida a través de la publicación de literatura en hojas clandestinas. "Nabókov rectificó sus prejuicios sobre la difícil Tsvietáyeva ('leerla sólo causa estupor y dolor de cabeza'), pero se negó a encabezar su rehabilitación, que no ha llegado del todo hasta hace unos días cuando se ha publicado en Rusia su obra completa", escribe Enrique Vila-Matas. Su lírica es un gran tesoro de literatura rusa y ha sido vertida al español recientemente por la eslavista Selma Ancira.


A AJMATOVA

¡Oh musa del llanto, la más bella de las musas!
Oh loca criatura del infierno y de la noche blanca.
Tú envías sobre Rusia tus sombrías tormentas
Y tu puro lamento nos traspasa como flecha.

Nos empujamos y un sordo ah
De mil bocas te jura fidelidad, Anna
Ajmátova. Tu nombre, hondo suspiro,
Cae en es hondo abismo que carece de nombre.

Pisar la tierra misma que tú pisas, bajo tu mismo cielo;
Llevamos una corona.
Y aquél a que a muerte hieres a tu paso
Yace inmortal en su lecho de muerte.

Sobre esta ciudad que canta brillan cúpulas,
Y el vagabundo ciego canta loas al Señor…
Y yo, yo te ofrezco mi ciudad con sus campanas,
Ajmátova, y con ella te doy mi corazón.


A ALÍA

mi hija

Algún día, criatura encantadora,
para ti seré sólo un recuerdo,

perdido allá, en tus ojos azules,
en la lejanía de tu memoria.

Olvidarás mi perfil aguileño,
y mi frente entre nubes de humo,

y mi eterna risa que a todos engaña,
y una centena de anillos de plata

en mi mano; el altillo-camarote,
mis papeles en divino desorden,

Por la desgracia alzados, en el año terrible;
tú eras pequeña y yo era joven.




A BORIS PASTERNAK

Distancia: kilómetros y kilómetros?
Nos han dispersado, transplantado 
nos han ¡y qué bien estamos 
en los lejanos horizontes!

Distancia y lejanías?
Des-pegados, des-soldados.
Apartaron manos, crucificaron 
sin saber lo que destruían: la unión total.

De suspiros y tendones 
nos malquistaron, nos esparcieron 
y exfoliaron. 
Muro y foso. 
Separados, como las águilas.

Conspiradores y lejanías? 
No nos desbarataron; nos perdieron 
por los tugurios de las latitudes: 
disgregados como huérfanos.

¿Cuál es, pero cuál es, marzo?
¡Como a las barajas nos han cortado!


A RAINER MARÍA RILKE

Rainer, quiero encontrarme contigo, 
quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir. 
Simplemente dormir. Y nada más. 
No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo 
y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más. 
No, algo más: aún en el sueño más profundo, saber que eres tú. 
Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.


A TI, DENTRO DE UN SIGLO 

A ti, que nacerás dentro de un siglo,
cuando de respirar yo haya dejado,
de las entrañas mismas de un condenado a muerte,
con mi mano te escribo.

¡Amigo, no me busques! ¡Los tiempos han cambiado
y ya no me recuerdan ni los viejos!
¡No alcanzo con la boca las aguas del Leteo!
Extiendo las dos manos.

Tus ojos: dos hogueras,
ardiendo en mi sepulcro -el infierno-
y mirando a la de las manos inmóviles,
la que murió hace un siglo.

En mis manos -un puñado de polvo-
mis versos. Adivino que en el viento
buscarás mi casa natal.
O mi casa mortuoria.

Orgullo: cómo miras a las mujeres,
las vivas, las felices; yo capto las palabras:
"¡Impostoras! ¡Ya todas están muertas!
Sólo ella está viva.

Igual que un voluntario le ha servido.
Conozco sus anillos y todos sus secretos.
¡Ladronas de los muertos!
¡De ella son los anillos!"

¡Mis anillos! Me pesa,
hoy me arrepiento
de haberlos regalado sin medida.
¡Y no supe esperarte!

También me da tristeza que esta tarde
tras el sol haya ido tanto tiempo
y he ido a tu encuentro,
dentro de un siglo.

Apuesto -dice él- que vas a maldecir
a todos mis amigos en sus oscuras tumbas.
¡Todos la celebraban! Pero un vestido rosa
nadie le ofreció.

¿Quién era el generoso? Yo no: soy egoísta.
No oculto mi interés si no me matas.
A todos les pedía cartas,
para por las noches besarlas.

¿Decirlo? ¡Lo diré! El no-ser es un tópico.
Y ahora, para mí, eres ardiente huésped.
Les negarás la gracia a todas las amantes
para amar a la que hoy es sólo huesos.


BENDIGO LA LABOR NUESTRA DE CADA DÍA...

Bendigo la labor nuestra de cada día,
bendigo el sueño nuestro de cada noche,
el divino juicio y la caridad divina,
la ley benévola y la ley de bronce,

mi empolvada púrpura, de harapos cubierta...,
mi empolvado bastón, de los rayos hogar,
y asimismo, Señor, bendigo el pan
en horno ajeno y la paz en casa ajena.




EN LA FRENTE BESAR -PENAS BORRAR...

En la frente besar -penas borrar.
Beso la frente.

En los ojos besar, -el insomnio quitar.
Beso los ojos.

En los labios besar -dar de beber.
Beso los labios.

En la frente besar -la memoria borrar.
Beso la frente.


ES SENCILLA MI ROPA...

Es sencilla mi ropa,
pobre mi hogar.
¡Soy una isleña
de islas remotas!

¡Nadie me hace falta!
si entras -pierdo el sueño.
Por calentarle la cena a un Extraño
quemaría mi casa.

Si me miras -ya nos conocemos,
si entras -¡quédate a vivir!
Es sencillo nuestro fuero,
está escrito en la sangre.

En la palma de la mano tendremos
la luna, si nos place.
Si te vas -es como si no existieras,
y como si tampoco yo existiera.

Miro la marca del cuchillo:
¿sanará antes
de que venga otro extraño
a pedirme agua?


LIBERTAD SALVAJE

Me gustan los juegos en que todos
son arrogantes y malignos,
en que son tigres y águilas
los enemigos.

Libertad salvaje
Que cante una voz altiva:
"¡Aquí, muerte, allí -presidio!"
¡Luche la noche conmigo,
la noche misma!

Volando voy -tras de mí van las fieras;
y con el lazo en las manos yo me río...
¡Ojalá la tormenta
me haga añicos!

¡Que sean héroes los enemigos!
¡Acabe en guerra el convite!
Que sólo quedemos dos:
¡El mundo y yo!


MAGDALENA

Entre nosotros, los diez mandamientos,
el calor de las diez hogueras.
La sangre hermana causa rechazo,
pero eres de sangre ajena.

En los tiempos evangélicos
yo sería una de aquéllas...
(¡La sangre ajena es la más deseada,
y entre todas, la más ajena!)

Con todas mis desazones, preclaro,
arrastrándome, te seguiría.
Oculta la mirada demoníaca,
Perfumes en ti vertería:

sobre tus pies, bajo tus pies,
o derramándolos a tu paso...
¡Fluye, pasión envilecida,
empeñada a los parroquianos!

Fluye con la espuma de la boca,
con el fervor de la mirada.
Fluye en el sudor del lecho. Tus pies
en mi cabellera calzo
como en una piel.

A tus pies, como seda, me extiendo.
¡No serás aquél (¡soy aquélla!)
que dijo a la bestia de la melena
ígnea: "¡Levántate, hermana!"


2
Por tus derroteros no pregunto,
porque, amada, todo se cumplió.
Tú me has calzado a mí, descalzo,
en el torrente
de tu cabello
y de tu dolor.

No pregunto cuánto han costado
estos perfumes. Al desnudo,
a mí,
con la ola de tu cuerpo
me has vestido,
como con un muro
o una vid.

Dócil y dulce, como nunca antes,
manso tocaré tu desnudez.
A mí, tan recto, me has enseñado
el declive de la ternura
al caer a mis pies.

Me harás una fosa entre tu pelo,
y sin lienzos me envolverás.
¿Para qué me has de traer la mirra?
Como ola,
tú me lavarás.


MIS VERSOS, ESCRITOS TAN TEMPRANO...

Mis versos, escritos tan temprano
que no sabía aún que era poeta,
inquietos como gotas de una fuente,
como chispas de un cometa,

lanzados como ágiles diablillos al asalto
del santuario donde todo es sueño e incienso,
mis versos de juventud y de muerte
-¡mis versos, que nadie lee!-,

en el polvo de los estantes dispersos
-¡que ninguna mano toca!-,
como vinos preciosos, mis versos
también tendrán su hora.


NOSTALGIA DE LA PATRIA: ¡QUÉ FASTIDIO!...
Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!
Después de largo tiempo delatado.
Ya me es indiferente
dónde sentirme sola.

Caminar sobre piedras,
a casa con la cesta.
La casa que no es mía:
hospital o caserna.

Me da igual quién me mire
como a un león cautivo.
Cuál es el clan humano
que me ha expulsado -siempre-.

Muy dentro de mí misma,
oso polar si hielo.
Dónde no poder convivir (¡ni lo intento).
Dónde me humillarán -da lo mismo-.

No, mi lengua natal ya no me engaña,
ni materna, me engaña su llamada.
Ya me es indiferente en qué lenguaje
no seré comprendida por el hombre.

(Lector, devorador de toneladas
de periódicos, adicto al cotilleo...)
El es del siglo veinte;
yo: ¡fuera de los siglos!

Enhiesta como un tronco,
resto de la alameda.
Todo y todos iguales;
igual indiferencia.

Lo natal, lo pasado,
rasgos todos y marcas:
toda fecha borrada-
donde ha nacido el alma.

Mi tierra me ha perdido,
y el que investigue, astuto,
el ámbito de mi alma -¡mi alma toda!
no encontrará la traza.

Las casas son ajenas y los templos vacíos.
Me da todo lo mismo.
Mas si aparece un árbol
en el camino, un serbal...


POEMA DEL FIN

Como la piedra afila el cuchillo,
Como se desliza el serrín al barrer,
Así, aterciopelada, la piel
Húmeda súbitamente en los dedos.

Oh dobles -coraje, sequedad-
De los hombres, ¿dónde estáis,
Si en mis palmas hallo lágrimas
Y no lluvia?

El agua es de la fortuna,
¿Qué más podría desear?
Si tus ojos son diamantes
Que se vierten en mis palmas,

Ya no pierdo
Nada. Fin del fin.
Caricias, caricias
-Acaricio tus mejillas.

Somos así, orgullosas
Y polacas -Marina-,
Cuando en mis manos llueven
Ojos de águila:

¿Lloras? Mi amor,
Mi todo: perdóname.
Trozos de sal
Caen en mis palmas.

Llanto de hombre, veta
Que en la cabeza retiembla.
Llora. Otra te devolverá
La vergüenza que te hice dejar.

Somos dos peces
Del mis-mí-si-mo mar.
Dos conchas muertas
Labio contra labio.

Todo lágrimas.
Sabor
A armuelle.
-¿Y mañana
Cuando
Despierte?


PSIQUE

1

He vuelto a casa: no soy una impostora
ni una criada -no necesito pan.
Soy tu ocio del domingo, tu pasión,
tu séptimo día y tu séptimo cielo. 

Allí, en la tierra, me echaban monedas,
me colgaban piedras al cuello.
-¡Amado! ¿No te acuerdas?
Soy tu golondrina, tu Psique.

2

'Toma, cariño, mis harapos
que fueron un dulce cuerpo.
Lo he destrozado, lo he gastado,
sólo quedan las dos alas.

Vísteme tú con tu esplendor,
sálvame, por piedad.
Y los pobres andrajos raídos
llévalos a la sacristía.


REGRESO DEL LÍDER

El caballo... cojo.
La espada... oxidada.
¿Quién es el líder
jefe de muchedumbres?

Paso -una hora.
Respiro -un siglo.
Mirando hacia lo bajo,
donde se encuentran tantos.

Enemigo o Amigo,
espina o Laurel.
Todo sueña.
El Caballo es Él.

El caballo... cojo.
La espada... oxidada.
La capa, vieja.
Mas derecho el cuerpo.


SE HA IDO. YA NO COMO...

Se ha ido. Ya no como:
quedó sin gusto el pan.
Se ha ido - todo es tiza
si lo llego a tocar.

...Para mí, era el pan,
era la nieve;
ya la nieve no es blanca,
el pan no sabe a nada.


TU ALMA Y LA MÍA SON GEMELAS...
Tu alma y la mía son gemelas
como mis manos: la derecha y la izquierda.
Tan cálidas y tiernas son unidas
como dos alas de un pájaro dormido.
¡Por un ciclón quedamos separados,
por un abismo, tú y yo, como dos alas!


VERSOS A BLOK

En Moscú, las cúpulas en llamas.
En Moscú, ya tañen las campanas.
Los sepulcros están aquí, en hilera,
y allí duermen los zares, las zarinas.

Tú no sabes aún que en el alba del Kremlin
se respira mejor que en cualquier otro sitio.
Tú no sabes que en el alba del Kremlin
yo te rezo hasta el alba.

Tú pasas sobre el Neva
y yo sobre el Moscova,
cabizbaja.
Se duermen las farolas.

Te quiero en el insomnio.
Te escucho en el insomnio.
Mientras que por el Kremlin
despiertan campaneros.

Mi río con tu río,
mi mano con tu mano
se ignoran. Cariño mío, alegría
hasta que el alba alcance a la siguiente.



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