lunes, 25 de marzo de 2013

LOLA FLORES, LA FARAONA ( LOLA DE ESPAÑA )



(Dolores Flores Ruiz; Jerez de la Frontera, 1922 - Madrid, 1995) Cantante y actriz española. Hija de un tabernero, Lola demostró desde muy pequeña sus cualidades para el cante y el baile. Su admiración por Pastora Imperio le llevó a seguir con sus inquietudes hasta que conoció a Manolo Caracol, quien la tuvo en su compañía durante unos meses cuando apenas contaba con quince años. Toda la familia estuvo un tiempo en Sevilla hasta que recaló en Madrid, no sin antes conocer a otras figuras importantes de la canción como Estrellita Castro o el maestro Manuel López-Quiroga, quienes la animaron a seguir con su carrera.


Cine y canción iban a ser los pilares sobre los que se asentaría la carrera artística de Lola tras la contienda civil. Su primera película fue Martingala (1940), de Fernando Mignoni, interpretando a una gitana. Su sueldo fue de 12.000 pesetas, algo nunca imaginado por ella. Durante los años cuarenta realizó una serie de giras por diversas provincias españolas con un espectáculo montado por el empresario Juan Carcellé. Su canción más importante de aquella etapa fue “El lerele”, que pasado los años se convirtió en un gran éxito.


Sin embargo, no contenta con deambular de una ciudad a otra o ir de pueblo en pueblo, decidió montar su propia compañía con la ayuda de uno de sus primeros acompañantes. Para su proyecto (espectáculo que llamó Zambra) contrató a Manolo Caracol, iniciando una de sus etapas más fructíferas y populares, además de vivir un apasionado y turbulento romance.


De su trabajo en común se conserva la película Embrujo (1946), de Carlos Serrano de Osma, director que logró uno de sus trabajos mas personales y ambiciosos, aunque a la pareja protagonista no le reportara más popularidad, y La niña de la venta(1951), de Ramón Torrado, que sí les ayudó a alcanzar un éxito mayor, aunque su unión ya tocaba a su fin. Lola ya era conocida en el extranjero. Su repertorio aumentaba sin descanso y comenzó a grabar discos y a consolidar su carrera. “La zarzamora” fue una de sus canciones más emblemáticas de la época.


Firmó un importante contrato con el productor Cesáreo González, quien no sólo la incorporó al reparto de películas como La estrella de Sierra Morena(1951), de Ramón Torrado, sino que diseñó largas giras por países americanos, en alguno de los cuales rodó alguna película. Fueron años de coproducciones con México, país con el que estableció un fuerte vínculo artístico alcanzando una popularidad sorprendente, tanto que después de rodar La Faraona (1955), de René Cardona, se quedó con ese nombre para siempre; también años de trabajo intenso en los que siguió combinando su interpretación cinematográfica con los espectáculos en los que cantaba muestras de su nuevo repertorio. Miguel Morayta la dirigió en Pena, penita, pena (1953) y Limosna de amores (1955), y Miguel Zacarías enSueños de oro y Maricruz (ambas de 1956).


Desde El balcón de la luna (1962), de Luis Saslavsky, sus apariciones cinematográficas se fueron espaciando más en el tiempo, dedicándolo a sus espectáculos teatrales. Su único premio en cine se lo concedió el Sindicato Nacional del Espectáculo por su trabajo en Una señora estupenda (1967), de Eugenio Martín. Después intervino en títulos tan dispares como Truhanes (1983), de Miguel Hermoso, o Juana la Loca... de vez en cuando (1983), una parodia histórica disparatada dirigida por José Ramón Larraz. También trabajó en la serie de televisión Juncal (1989), de Jaime de Armiñán, al lado de Francisco Rabal, y Carlos Saura recogió su arte en el mediometraje Sevillanas(1992).

En 1957 contrajo matrimonio con Antonio González “El Pescailla”. De su matrimonio nacieron Lolita, Rosario y Antonio, todos dedicados a la música. El último de ellos murió unos días después de que lo hiciera su madre, el 30 de mayo de 1995.


Lola protagonizó durante toda su vida diversos programas de televisión, pero no fue hasta los 90 cuando empezó su etapa en televisión como presentadora. Presentó varios programas como El tablao de Lola en Telecinco (1992), Sabor a Lolas en Antena 3 (1992 - 1993) y Ay Lola Lolita Lola en TVE (1995); estos dos últimos los presentó junto a su hija Lolita Flores. Su último programa en TVE tuvo que suspenderse por el agravamiento de la enfermedad de Lola en la entrega número 9; allí hizo su última aparición cantando en público. Al principio su actuación se iba a realizar de pie, pero Lola tuvo que pedir una silla y apenas movió el brazo derecho porque lo tenía hinchado como secuela por el cáncer que padecía.
Sus programas se caracterizaban porque sus presentadoras formaban parte del espectáculo bailando y cantando. Toda esta estapa por televisión demostró que Lola no dejó de cantar ni de bailar hasta sus últimos días. El último programa que grabó fue El coraje de vivir, que no pudo terminar .


Lola Flores nunca hizo ninguna serie de televisión con ella como protagonista, pero participó en muchas series famosas como invitada, por ejemplo Los ladrones van a la oficina (1994-1995), en la que hacía el papel de gitana junto a sus hijos Lolita y Antonio. En dicha serie participó en cinco episodios.
Antena 3 hizo en 2007 una película sobre su vida.


Le brindaron diversos homenajes durante su vida, pero el que más destaca es el que le hicieron en Miami en 1990, con la participación de diversos artistas del momento, tales como José Luis Rodríguez "El Puma", Rocío Jurado, Celia Cruz y toda la familia de Lola. En aquel evento Lola participaba en todas las actuaciones; con Rocío Jurado grabó la canción "Dejándonos la piel". Su último homenaje se lo brindó Antena 3 en 1994, al que Lola fue invitada, pero no actuó; solo disfrutó de las actuaciones de sus amigos y familia, y con motivo de aquel acto dijo su mítica frase: «Ya puedo morir tranquila».
Las hermanas Salazar, más conocidas como Azúcar Moreno, le rindieron homenaje con una canción que tuvo y aún tiene gran reconocimiento en España y el mundo entero titulada "Bailando con Lola".

Murió el 16 de mayo de 1995 en su residencia de "El Lerele" en Alcobendas (Madrid) a los 72 años a causa de un cáncer de mama que le había sido diagnosticado en 1972. Su capilla ardiente quedó instalada en el Centro Cultural de la Villa (actual Teatro Fernán Gómez) de Madrid, en la plaza de Colón. En un ataúd abierto y amortajada con una mantilla blanca, todos sus fans y amigos pudieron pasar a verla. Fue conducida hasta el Cementerio de la Almudena en Madrid con una banda de músicos detrás del coche, que tocaba "La zarzamora" hasta donde sería sepultada. Fue uno de los entierros más recordados por la cantidad de gente que acudió; el funeral fue retrasmitido en directo por televisión.

Quince días después de su muerte, el 31 de mayo de 1995, su hijo Antonio Flores (de 33 años) fue encontrado muerto en la residencia familiar de "El Lerele" debido a una sobredosis de barbitúricos y alcohol. Fue enterrado junto a su madre.

Algunos de los calificativos que durante décadas se han utilizado para definir la personalidad de Lola Flores han sido los de racial, temperamental, genuina, pasional, arrolladora, o genial. Se ha llegado a decir que «Lola Flores es casi una religión».
Algunas de sus peripecias y declaraciones a lo largo de su vida, que han quedado grabadas en el imaginario colectivo de los españoles de varias generaciones, así lo confirman. Una de sus anécdotas más recordadas tuvo lugar en 1977 durante la grabación en directo y ante público de una de sus actuaciones para el programa de Televisión española Esta noche, fiesta, conducido por José María Íñigo. En un giro brusco del baile, Lola Flores perdió un pendiente, y en lugar de seguir cantanto, detuvo la actuación para clamar ante el micrófono: «Perdón, pero se me ha caído un pendiente enorme. Bueno, ustedes me lo vais a devolver porque mi trabajito me costó. Muchas gracias de todo corazón pero el pendiente, Íñigo, no lo quiero perder, eh, por favor».




Años más tarde, con motivo de la boda de su hija Lolita el 25 de agosto de 1983, un gentío de en torno a cinco mil personas abarrotaron la iglesia y su contorno para seguir en directo el enlace. La desaforada concentración de personas impedía la celebración de la ceremonia y ante la desesperada situación, Lola Flores, micrófono en mano, imploró a los congregados: «Si me quereis, irse». La expresión pasó como frase hecha al lenguaje popular y décadas más tarde seguía utilizándose.

Finalmente, otro episodio que da muestra del peculiar carácter de la conocida popularmente como La Faraona, fue el acaecido en 1989 cuando la artista fue llamada a declarar judicialmente acusada de fraude fiscal durante cinco años consecutivos. Tras excusarse alegando su desconocimiento de la obligación de tributar y reconocer que no sabía que no hacerlo tenía «tanto castigo», imploró ante las cámaras: «Si una peseta me diera cada español, podría pagar», momento que igualmente pasó a la posteridad en la historia de la televisión.





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