Boudica fue una reina guerrera de los icenos, que acaudilló a varias tribus britanas, incluyendo a sus vecinos los trinovantes, durante el mayor levantamiento contra la ocupación romana entre los años 60 y 61 d. C., durante el reinado del emperador Nerón. Estos hechos fueron narrados sobre todo por dos historiadores, Tácito (en sus Anales y en La vida de Julio Agrícola) y Dión Casio (en Historia romana). Su nombre significaba ‘victoria’. También se la conoce como Budica, Buduica, Bonduca, o por el nombre latinizado de Boadicea.
Tácito y Dión Casio coinciden en que Boudica provenía de familia de aristócratas icenos. Dión Casio narra de ella que “poseía una inteligencia más grande que la que generalmente tienen las mujeres”, que era alta, de voz áspera y mirada feroz, cabello pelirrojo hasta la cadera, túnica de muchos colores y un manto grueso ajustado con un broche. Siempre usaba un grueso collar de oro, posiblemente un torque, aditamento que entre los pueblos celtas siempre significaba nobleza.
Sin embargo, Prasutagus vivió una larga vida de riqueza. Pero había un problema y era que no tenía hijos varones y que, aunque la realeza pudiera pasar a sus hijas, sin embargo no podía asegurar la independencia formal frente al Imperio Romano; por eso se le ocurrió la idea de nombrar al emperador romano coheredero de su reino, junto con sus dos hijas. Este tipo de testamentos eran habituales en la época romana (recordemos la donación del entero reino de Pérgamo) pues se conseguía que, al menos durante la vida del rey cliente, se respetara un estatus de semi-independencia.
Dion Casio dice que los publicanos romanos (incluido Séneca el Joven), desencadenaron la violencia saqueando las aldeas y tomando esclavos como pago de la deuda. Tácito parece apoyar esto al criticar —en referencia a este tema— al procurador Cato Deciano por su "avaricia". De acuerdo con Tácito, los romanos azotaron a Boudica y violaron a sus dos hijas, lo que desató la furia incontenible de la reina.
Es posible que se inspiraran en el ejemplo de Arminio, el príncipe de los Queruscos, que en el año 9 había masacrado tres legiones romanas en la Batalla del bosque de Teutoburgo o que recordaran a sus propios ancestros, que habían luchado contra Julio César cuándo éste desembarcó por dos veces en Britania.
Lo cierto es que Dión Casio dice que Boudica empleó un método de adivinación liberando a una liebre de los pliegues de su ropa e interpretando la dirección en que corría, e invocó a Andraste, la diosa britana de la victoria.
Los romanos pidieron refuerzos pero el procurador Cato Deciano, sólo había enviado 200 auxiliares. El ejército de Boudica cayó sobre una ciudad mal defendida y la destruyó. Sitiaron a los últimos defensores en el templo durante dos días hasta que cayeron, matando a mujeres, niños y ancianos. Después la incendiaron.
Cuando las noticias llegaron a Cayo Suetonio Paulino (gobernador de Britania), éste ordenó dirigirse a Londinium, el próximo objetivo de Boudica; pero ante la imposibilidad de defenderla, se retiró de la misma, pudiendo así Boudica incendiar la ciudad y masacrar a sus habitantes. Suetonio Paulino no llegó a tiempo pera defender Verulamium, y la ciudad también fue arrasada.
Los romanos estaban en gran inferioridad numérica, 5 a 1 aproximadamente, pero se ubicaron en un terreno rodeado de bosques, donde no podía ser flanqueados, rebasados ni emboscados. El ejército romano estaba bien disciplinado y armado; el de Boudica era muy numeroso pero poco uniforme en cuanto a las armas que portaban y a la edad de los guerreros (desde niños de 10 años hasta ancianos). La noche anterior a la batalla, después de ordenar levantar el campamento, Suetonio solicitó ser despertado tan pronto el ejército rebelde se presentase en el campo de batalla. Cuando ello ocurrió, las legiones se formaron en filas de siete en fondo, con sus escudos, espadas y lanzas (dos por cada soldado). Cuando Suetonio vio que en el campo enemigo los carros de transporte y las familias de los guerreros habían sido colocados detrás de los combatientes, comprendió que había ganado la batalla. Cuando la infantería britana atacó, las mucho más disciplinadas formaciones romanas hicieron caer sobre ellos una lluvia de lanzas que diezmó sus primeras líneas. Eso sumió en la confusión a los britanos y los hizo retroceder, dejando en el campo un tendal de muertos. Suetonio ordenó a sus soldados avanzar a paso lento pero sostenido, en una línea en forma de sierra dentada, cubriendo sus flancos con sus escudos. Al verlos venir, los guerreros de Boudica volvieron a cargar, encajonándose entre los "dientes" de las filas romanas. Los legionarios de la primera hilera, defendidos por los escudos, atravesaron con sus espadas a centenares de atacantes, casi sin recibir daños. Al cabo de cuatro o cinco minutos de combate, a una señal de sus oficiales, dejaban el puesto al que formaba detrás, colocándose en la última posición. Eso permitía entrar en combate a soldados "frescos" y recuperar fuerzas a los que habían peleado. La masacre fue total y al no poder perforar la formación enemiga, los britanos sintieron pánico y comenzaron a retroceder, aplastándose unos a otros mientras los romanos seguían su avance implacablemente.
Boudica acabó suicidándose con veneno para evitar que los romanos la atraparan, según Tácito, aunque Dión Casio da otra versión de los hechos. Tal fue el grado de violencia que los romanos aplicaron, que durante los cuatro siglos siguientes, la provincia se mantuvo en paz. Incluso el emperador Nerón calificó de "muy duro" el castigo infligido a los celtas que lucharon en esa batalla.
Boudica fue olvidada durante la Edad Media. No aparece en la Historia ecclesiastica gentis Anglorum de Beda el Venerable, o en la Historia Regum Britanniae de Godofredo de Monmouth. Pero el redescubrimiento de las obras de Tácito y Dión Casio durante el Renacimiento le permitió a Polidoro Virgilio reintroducirla en la historia británica en 1534. Sin embargo, malinterpretó que la “Voadicea” que encontró en Tácito era distinta que la “Bunduica” de Dión Casio. La historia de Boudica también está incluida en The Chronicles of England, Scotlande, and Irelande o "Crónicas de Inglaterra, Escocia e Irlanda" de Raphael Holinshed e inspiró a Francis Beaumont y a John Fletcher —dos contemporáneos de Shakespeare (más jóvenes que él)— a escribir la obra de teatro Bonduca en 1610.
En 1782, William Cowper escribió un popular poema: Boadicea, an ode.
En la era victoriana, la fama de Boudica tomó proporciones legendarias. La reina Victoria fue considerada su epónima por Alfred Lord Tennyson, el poeta laureado de la reina, que en su honor escribió el poema Boadicea.
El príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha financió una gran estatua de bronce de Boudica en su carro de guerra (anacrónicamente adornado con guadañas al estilo del imperio persa), junto con sus hijas; el conjunto fue creado por Thomas Thornycroft. Se instaló en 1905 cerca del puente de Westminster y el Palacio de Westminster sede del Parlamento británico, en Londres, con dos versos del poema de Cowper dedicado a ella, que se refieren al imperio británico: «Regiones que el César nunca conoció / tus herederos dominarán».
Irónicamente, la gran rebelde luchadora contra un imperio ahora era identificada con la emperatriz del nuevo.
Para ver la película subtitulada en español desde You Tube:
BOUDICA, REINA DE LOS ICENOS
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