Rita
Levi-Montalcini (1909- 2012). Médica y neuróloga italiana. Nació en Turín,
Italia en 1909 y obtuvo la Licenciatura en Medicina doctorándose en
Neurocirugía. Al término de la Segunda Guerra Mundial emigró a EUA donde
trabajó en el laboratorio Viktor Hamburger del Instituto de Zoología de la
Universidad de Washington (en Saint Louis).
Sus trabajos, conjuntos con Stanley Cohen,
sirvieron para descubrir que las células sólo comienzan a reproducirse cuando
reciben la orden de hacerlo, orden que es trasmitida por unas sustancias
llamadas factores de crecimiento.
Obtuvo el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en
el año 1986 que compartió con Stanley Cohen.
En la actualidad se desempeña como Senadora
Vitalicia, designada por el Presidente Italiano Carlo Azeglio Ciampi.
Nacida en Turín, fue la menor (junto con su hermana
gemela Paola) de 4 hijos de una familia sefardí. Su padre, Adamo Levi, bien
dotado para las matemáticas, era de profesión ingeniero eléctrico y su madre,
Adele Montalcini, una pintora con gran talento. Trabajó en una panadería para
costearse los estudios hasta 1929, a pesar de su alergia a la levadura. Haciendo caso
omiso a las exigencias paternas de no estudiar para ser buena madre y esposa,
en 1930 Rita Levi-Montalcini se matriculó en la Facultad de Medicina de Turín.
Se licenció con los máximos honores en 1936. Trabajó como ayudante del famoso
histólogo italiano Giuseppe Levi hasta que en 1938 Benito Mussolini publicó el
Manifesto per la Difesa della Razza que le prohibía a toda persona judía
acceder a alguna carrera académica o profesional. Durante el transcurso de la
Segunda Guerra Mundial, montó un laboratorio genético en el dormitorio de su
propio hogar, donde estudiaba el crecimiento de las fibras nerviosas en
embriones de pollo, lo que le sirvió como base para futuras investigaciones. En
1943 su familia se trasladó a Florencia, y con ella se llevó su laboratorio. En
1945 volvieron a Turín.
He aquí un par de sus frases
más destacadas:
"El cuerpo se arruga, es inevitable, pero no el cerebro.
Mantén tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar y nunca se degenerará”
"La culpa de las grandes desdichas de la humanidad la
tiene el hemisferio derecho del cerebro. Es la parte instintiva, la que sirvió
para hacer bajar al australopithecus del árbol y salvarle la vida. La tenemos poco desarrollada y es
la zona a la que apelan los dictadores para que las masas les sigan. Todas las
tragedias se apoyan siempre en ese hemisferio que desconfía del
diferente".
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