Nawal al-Sa'dawi (Kafr Tahl, Egipto, 1931). Escritora y
médica feminista egipcia.
Nació el 27 de octubre de 1931 en la ciudad de Kafr Tahl,
población cercana al río Nilo, en el seno de una familia acomodada de Egipto, y
de muy joven sufrió la mutilación de los órganos genitales. Estudió medicina en
la Universidad de El Cairo, donde se graduó en 1955.
Trabajando como médica en Kafr Tahl pudo observar las dificultades y desigualdades que enfrentan las
mujeres rurales. Después de intentar proteger a una de sus pacientes de la
violencia doméstica, Sa'dawi fue enviada a El Cairo. En esta ciudad consiguió
ser Directora de Salud Pública y se reunió con su tercer marido, Sherif Hetata,
que había sido preso político durante 13 años.
Sa'dawi, sin embargo, fue despedida de su cargo en
el Ministerio de Salud como consecuencia de sus actividades políticas. Estas
actividades también le costaron los cargos de jefe de redacción de un diario de
salud y de Secretaria General Adjunta de la Asociación Médica de Egipto. Entre
1973 y 1976 trabajó en la investigación de la neurosis en las mujeres en la Universidad
Ain Shams, y entre 1979 y 1980 fue asesora de las Naciones Unidas para el
Programa de la Mujer en África (CEP) y de Oriente Próximo (CEPA).
Vista como polémica y peligrosa por el Gobierno
Egipcio, Sa'dawi fue encarcelada en septiembre de 1981, junto con otros
egipcios opuestos a los Acuerdos de Paz de Jerusalén del Presidente Egipcio
Anwar al-Sadat. Fue liberada al año siguiente, un mes después del asesinato del
Presidente Egipcio Anwar al-Sadat.
En 1991, tras recibir amenazas de muerte de los
islamistas, se exilió en EUA, donde pasó a ser profesora en la Universidad de
Washington. En 1996 regresó a Egipto, desde donde ha continuado su activismo en
favor de los Derechos de las Mujeres, especialmente a partir de su obra
escrita.
En 2003 fue galardonada por la Generalidad de Cataluña con el Premio Internacional Cataluña y en 2004 con el Premio Norte-Sur concedido por el Consejo de Europa.
En 2003 fue galardonada por la Generalidad de Cataluña con el Premio Internacional Cataluña y en 2004 con el Premio Norte-Sur concedido por el Consejo de Europa.
He aquí una ntrevista realizada por Joana García Grenzner, Periódico Diagonal nº 82. Madrid 10/07/2008:
“El feminismo no es un invento occidental”
“Llevo más de 50 años luchando contra este sistema, pero sigo viva y joven. La esperanza es poder”. El 4 de julio Nawal al Saadawi habló sobre mujeres, creatividad y disidencia en el congreso Mundos de Mujeres y sembró el auditorio de certezas: “En un sistema patriarcal y capitalista no puede haber democracia. Es inevitable luchar contra él”. Celebró la existencia del Ministerio de Igualdad pero recordó que “no hay igualdad entre sexos si no la hay entre clases y países”. Reclamó justicia social, comercio justo en vez de ayuda y animó a liberar las mentes de velos visibles e invisibles como el maquillaje o la cirugía estética.
DIAGONAL: Afirma que la opresión de género y de clase son universales, no exclusivas de los países árabes o islámicos. ¿Cuáles pueden ser las herramientas para erradicarlas?
NAWAL AL SAADAWI: Las mujeres tenemos que organizarnos transnacionalmente. Ir más allá de nuestra nacionalidad y religión y unirnos para ser un poder político que luche contra el sistema patriarcal, de clase y racista. Sin unión no tenemos poder para luchar y por eso perdemos.
D.: Uno de sus primeros libros, La cara desnuda de la mujer árabe (1977), habla de violaciones de los derechos sexuales y reproductivos como la ablación o los matrimonios forzados… 31 años después, ¿cuál es la situación de esos derechos?
N.A.S.: Te daré el ejemplo de la mutilación genital femenina: me licencié en Medicina en 1955 y en los ‘60 empecé a escribir en la revista Salud del Ministerio de Sanidad egipcio contra la ablación y todo tipo de abuso contra las mujeres, conectándolo con la situación política, económica a nivel global y local. Alguna gente reaccionó positivamente, pero los poderes religiosos y médicos, hasta el ministro, estaban en contra. En 1972 él mismo cerró la revista y perdí mi puesto. Pero la sociedad empezó a estar en contra de la mutilación genital. Hace dos años, el Ministerio de Sanidad aprobó una ley que la prohíbe. Pero el porcentaje de mujeres circuncidadas ha aumentado, así como el uso del velo. El 97% de las egipcias ha sufrido la ablación, incluso en ciudades como el Cairo. Eso es resultado del neocolonialismo americano y el fundamentalismo religioso, que van de la mano contra las mujeres. El Gobierno es ambivalente: está en contra pero tiene miedo del poder de los extremistas musulmanes y cristianos, porque en Egipto la mutilación la practican ambos, no tiene nada que ver con el Islam.
En un sistema patriarcal y capitalista tan injusto se dan estos fenómenos: mutilación del cuerpo y la mente. Cuando hablo del velo de la mente me refiero a la mutilación mental. No es sólo mutilar el clítoris, también la mente.
D.: Ha dicho que George Bush y Bin Laden son gemelos. Teniendo en cuenta que EE UU y otros regímenes occidentales financiaron al fundamentalismo islámico, ¿la base de la opresión es la religión o ésta sirve a otros intereses económicos y políticos?
N.A.S.: La religión es una ideología económica y política. Estudié los tres libros sagrados durante diez años. El Antiguo Testamento es un libro político y económico que habla de la guerra: Israel invadió Palestina basándose en uno de sus versos sobre la tierra prometida. Y en la Torah se dice que Dios dio a Abraham y a su gente la tierra de Palestina con la condición de que circuncidaran a sus hijos. ¿Qué relación hay entre invadir Palestina y cortar la piel de un pene? Lo mismo ocurre en el Nuevo Testamento, el Corán, el Kittah… todos los libros sagrados son políticos, económicos, sexuales y morales… y tienen un doble rasero para los hombres y las mujeres, con lo cual no hay moralidad. Bin Laden y Bush son gemelos porque el neocolonialismo estadounidense necesita la religión para oprimir a la gente. También el ex presidente egipcio Annuar al Saddat trabajó con Reagan y los fundamentalistas.
D.: ¿Qué opina del movimiento feminista islámico y otras corrientes de liberación de la mujer dentro de los países musulmanes y árabes?
N.A.S.: Soy muy crítica con las feministas cristianas, judías o musulmanas, porque hay un engaño: reinterpretan los libros sagrados. Le pregunté a una feminista cristiana si creía en la Biblia y me dijo: “Oh, no, la reinterpretamos y Jesucristo era mujer, negra y lesbiana”. Yo le dije: “Eso no es lo que pone en la Biblia, no es cristianismo”. Lo mismo ocurre con las feministas islámicas o la teología de la liberación en Latinoamérica. La mujer es inferior en todos los libros sagrados porque Dios es ‘él’ y apoya a los hombres. Si lo cambiamos no es religión. Estoy de acuerdo en que necesitamos que las mujeres la reinterpreten de forma que haya más igualdad, más amor… pero no me dejo engañar por ella. Soy médica, científica, no tengo ninguna ilusión al respecto. Todas las religiones son clasistas y patriarcales y apoyan el esclavismo porque la mayoría llegaron en la época de la esclavitud y eligieron esos valores, incluyendo la opresión de las mujeres.
O la poligamia, por ejemplo. En Egipto un hombre puede tener cuatro mujeres. Millones de mujeres aceptan eso por miedo a Dios. Y la monogamia es obligatoria para ellas, con sólo mirar a otro hombre las asesinan. ¿Cómo obedecer a un Dios que me oprime? Mi abuela me enseñó que Dios es la justicia. No tengo ningún dios hombre en mi vida. Mi conciencia es mi dios.
D.: Algunas feministas de países árabes rechazan que su liberación tenga que seguir los mismos pasos que el feminismo occidental. ¿Qué opina al respecto?
N.A.S.: ¿Qué es eso del “feminismo occidental”? Yo no utilizo los términos occidental u oriental, son muy ambiguos. Las mujeres tampoco están liberadas en Occidente. En la Asociación de Solidaridad de las Mujeres Árabes nos llamamos feministas históricas y socialistas. Históricas, porque nuestro feminismo se inspira en nuestra historia: mi madre fue a la cárcel, mi abuela vivía en el campo y era revolucionaria porque luchaba contra el dominio de los hombres. Me convertí en feminista antes de leer nada en el mundo occidental. El feminismo no es un invento occidental, está en todos los países.
Socialistas porque estamos en contra de las clases, del capitalismo, el feudalismo, la esclavitud… todas las desigualdades económicas. Y feministas porque rechazamos el dominio del hombre en la religión, la política, la sexualidad, la familia.
D: Afirma que mujeres como Condolezza Rice trabajan para el patriarcado. ¿Las cuotas de paridad, las políticas de igualdad, son suficientes para acabar con la opresión de género y clase?
N.A.S: Para nada. Incluso teniendo una primera ministra, como Angela Merkel, que es una mujer con la mente de un hombre de derechas y reaccionario. La igualdad debe ser real, no cuantitativa. Zapatero tiene nueve ministras y ocho ministros. Depende de cómo piensen. Quizá los ocho ministros sean más progresistas, quizá las mujeres. No tiene que ver con cuotas. Está bien que impulsemos a las mujeres a los puestos de toma de decisiones, pero no es suficiente: tenemos que saber qué decisiones van a tomar. Ser mujer no garantiza que una sea progresista.
“Tenemos que transformar el lenguaje”
D: Usted afirma que la creatividad es luchar por la justicia, la libertad, el amor, la paz y la belleza, y escribir creativamente, situarse al lado de los oprimidos. Pero injusticias como la invasión de Iraq se llevaron a cabo pervirtiendo estas palabras. ¿Cómo contrarrestar este mensaje, si, como dice, el poder económico, político y mediático están en pocas manos?
N.A.S.: Muchas palabras bellas se utilizan para engañar a la gente, ponerle un velo en la mente y explotarla. Una es el amor: no hay amor en el mundo, incluso entre hombres y mujeres, debido a la desigualdad. No puede haberlo entre gente desigual. Por eso el matrimonio es un infierno. La gente feliz no está casada. Yo me he casado tres veces y me arrepiento, prefiero ser libre. Pero no es un problema mío, es del sistema. Egipto fue invadido por los británicos con la bonita excusa de la protección. Los hombres se casan con las mujeres para protegerlas.
Los derechos humanos, la democracia, que es una bellísima palabra que significa libertad, se usaron para invadir Iraq y sus mujeres. Tenemos que ser conscientes de ello y transformar el lenguaje."
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