Mary Stevenson Cassatt (Allegheny City, Pennsylvania, 22 de
mayo de 1844 – Château de Beaufresne, cerca de París, 14 de junio de 1926).
Pintora estadounidense. Nació en Allegheny City, ciudad que actualmente forma
parte de la de Pittsburgh. Perteneció a una familia acomodada en la que la
educación era muy valorada y en un ambiente que concedía gran importancia a la
cultura de viajar. Los negocios de su padre le permitieron ya
durante su infancia pasar 5 años en Europa y visitar las principales capitales,
como Londres, París o Berlín; durante esta estancia aprendió idiomas y recibió
sus primeras clases de música y dibujo.
A pesar de no contar con la aprobación de sus padres, a la edad de quince años inició sus estudios de pintura en la Academia de Bellas Artes de Pennsylvania (1861-1865). En 1866, cansada de la actitud condescendiente de docentes y alumnos, así como del lento desarrollo de las enseñanzas, decidió estudiar a los maestros del arte por sí misma y se trasladó a París en compañía de su madre y algunos amigos de la familia. Dado que no era posible para las mujeres matricularse en la Escuela de Bellas Artes, siguió estudios privados con diversos artistas, y realizó mucha práctica como copista en el Museo del Louvre.
A fines del verano de 1870, al iniciarse la guerra franco-prusiana, regresó a los Estados Unidos y vivió nuevamente con su familia, por entonces radicada en Altoona. Su padre aún continuaba resistiéndose a aceptar su vocación, por lo que le financiaba sólo las necesidades básicas y no los materiales artísticos, además muy difíciles de conseguir desde allí. Expuso un par de cuadros en una galería neoyorquina, encontrando elogios pero no compradores; en Chicago, a donde se trasladó a probar suerte, perdió varias pinturas en el gran incendio de 1871. Poco después recibió un encargo del Arzobispo de Pittsburgh para realizar dos copias de Correggio en Parma (Italia), y tras su regreso en otoño comenzaron a cambiar sus perspectivas, exponiendo y vendiendo sus primeros cuadros. Un nuevo viaje la llevará en 1873 a Madrid y Sevilla, donde realiza varios cuadros de temas españoles.
En 1872 observamos una maduración en su estilo, debido en parte al estudio de los maestros en los más importantes museos europeos y a las indicaciones de su maestro Camille Pissarro. Ese mismo año una de sus pinturas fue aceptada por el jurado para ser expuesta en el Salon de París. Los críticos dijeron que sus colores eran muy brillantes y que sus retratos demasiado fieles para favorecer al modelo. Cassatt realizó frecuentes críticas a su vez sobre las dificultades que una mujer encontraba para que sus obras fueran aceptadas en el Salón.
En 1874 decide mudarse definitivamente a París, junto con una de sus hermanas. En 1875, después de ver una obra al pastel de Edgar Degas en el escaparate de una galería de arte, supo que no estaba sola en su rebelión, y en una carta a un amigo encontramos lo siguiente: "Solía aplastar mi nariz contra las ventanas para absorber todo lo que podía de su arte... Cambió mi vida, desde entonces pude ver al arte del modo que siempre quise verlo".
En 1877, en uno de los más bajos momentos de su carrera tras el rechazo de las 2 obras que había presentado al Salón, el propio Edgar Degas la invitó a exhibir su trabajo junto a los impresionistas, que tres años atrás habían comenzado a exponer sus obras de forma rebelde e independiente, lo que la llevó a participar en varias de las exposiciones impresionistas a partir de 1879. Poco después de su triunfo con los impresionistas, Cassatt dejó la pintura para hacerse cargo de su madre y hermana, quienes enfermaron luego de mudarse de nuevo a París en 1877. Su hermana murió en 1882, lo que dejó a la artista sin ánimo para pintar; su madre recuperó la salud, tras lo cual retomó la pintura.
Permaneció unida al círculo de los impresionistas
hasta 1886, pues ya no se identificaba con éste ni con ningún otro movimiento
artístico; a pesar de ello, no perdió su amistad con Degas y Berthe Morisot. El
estilo de Mary Cassatt continuó en evolución, acercándose hacia una honesta y
simple copia de la realidad; empezó a experimentar con varias técnicas, y en su
trabajo posterior podemos observar que casi un tercio de sus pinturas nos
muestran escenas domésticas y retratos de madres e hijos en íntima relación,
especialmente a partir de 1900.
La década de 1890 fue la época más creativa de Mary Cassatt; expuso regularmente en las galerías neoyorquinas e incluso se convirtió en modelo a seguir para jóvenes artistas norteamericanas a las que aconsejaba en sus carreras; entre éstas destaca Lucy A. Bacon, que fue presentada por Mary Cassatt a Camille Pissarro. Al iniciarse el nuevo siglo trabajó como consejera para varios coleccionistas de arte, a los que recomendaba que eventualmente donaran sus compras a los museos de arte norteamericanos. Sin embargo, el reconocimiento amplio de su arte fue tardío en EUA.
En 1891 exhibió una serie de coloridas pinturas entre las cuales estaban Mujer tomando un baño y El salón de belleza, cuadros inspirados en el arte japonés que fueron exhibidos en París un año antes. Fue en general hostil a los movimientos pictóricos posteriores, como el posimpresionismo, el cubismo y el fauvismo. Un viaje realizado a Egipto en 1910 dejó a Mary Cassatt impresionada, y también la introdujo en una crisis de salud y de creatividad, considerando que sus manos eran incapaces de reproducir la fuerza de aquel que era seguramente el mejor arte de la Antigüedad. En 1911 fue diagnosticada de diabetes, reumatismo, neuralgia y cataratas, y en 1914 tuvo que dejar de pintar por hallarse casi completamente ciega, a pesar de lo cual en 1915 aún tuvo fuerzas para contribuir con 18 pinturas en apoyo del movimiento sufragista. Tras 11 años de completa inactividad artística debido a su ceguera, falleció en la casa familiar en 1926, y sus restos reposan en un mausoleo en Le Mesnil-Théribus, en la Picardía Francesa, país que en 1904 le había concedido la Legión de Honor por sus contribuciones al arte. Nunca contrajo matrimonio, pues desde muy pronto consideró que ello era incompatible con el desarrollo de su carrera.
A pesar de no contar con la aprobación de sus padres, a la edad de quince años inició sus estudios de pintura en la Academia de Bellas Artes de Pennsylvania (1861-1865). En 1866, cansada de la actitud condescendiente de docentes y alumnos, así como del lento desarrollo de las enseñanzas, decidió estudiar a los maestros del arte por sí misma y se trasladó a París en compañía de su madre y algunos amigos de la familia. Dado que no era posible para las mujeres matricularse en la Escuela de Bellas Artes, siguió estudios privados con diversos artistas, y realizó mucha práctica como copista en el Museo del Louvre.
A fines del verano de 1870, al iniciarse la guerra franco-prusiana, regresó a los Estados Unidos y vivió nuevamente con su familia, por entonces radicada en Altoona. Su padre aún continuaba resistiéndose a aceptar su vocación, por lo que le financiaba sólo las necesidades básicas y no los materiales artísticos, además muy difíciles de conseguir desde allí. Expuso un par de cuadros en una galería neoyorquina, encontrando elogios pero no compradores; en Chicago, a donde se trasladó a probar suerte, perdió varias pinturas en el gran incendio de 1871. Poco después recibió un encargo del Arzobispo de Pittsburgh para realizar dos copias de Correggio en Parma (Italia), y tras su regreso en otoño comenzaron a cambiar sus perspectivas, exponiendo y vendiendo sus primeros cuadros. Un nuevo viaje la llevará en 1873 a Madrid y Sevilla, donde realiza varios cuadros de temas españoles.
En 1872 observamos una maduración en su estilo, debido en parte al estudio de los maestros en los más importantes museos europeos y a las indicaciones de su maestro Camille Pissarro. Ese mismo año una de sus pinturas fue aceptada por el jurado para ser expuesta en el Salon de París. Los críticos dijeron que sus colores eran muy brillantes y que sus retratos demasiado fieles para favorecer al modelo. Cassatt realizó frecuentes críticas a su vez sobre las dificultades que una mujer encontraba para que sus obras fueran aceptadas en el Salón.
En 1874 decide mudarse definitivamente a París, junto con una de sus hermanas. En 1875, después de ver una obra al pastel de Edgar Degas en el escaparate de una galería de arte, supo que no estaba sola en su rebelión, y en una carta a un amigo encontramos lo siguiente: "Solía aplastar mi nariz contra las ventanas para absorber todo lo que podía de su arte... Cambió mi vida, desde entonces pude ver al arte del modo que siempre quise verlo".
En 1877, en uno de los más bajos momentos de su carrera tras el rechazo de las 2 obras que había presentado al Salón, el propio Edgar Degas la invitó a exhibir su trabajo junto a los impresionistas, que tres años atrás habían comenzado a exponer sus obras de forma rebelde e independiente, lo que la llevó a participar en varias de las exposiciones impresionistas a partir de 1879. Poco después de su triunfo con los impresionistas, Cassatt dejó la pintura para hacerse cargo de su madre y hermana, quienes enfermaron luego de mudarse de nuevo a París en 1877. Su hermana murió en 1882, lo que dejó a la artista sin ánimo para pintar; su madre recuperó la salud, tras lo cual retomó la pintura.
La década de 1890 fue la época más creativa de Mary Cassatt; expuso regularmente en las galerías neoyorquinas e incluso se convirtió en modelo a seguir para jóvenes artistas norteamericanas a las que aconsejaba en sus carreras; entre éstas destaca Lucy A. Bacon, que fue presentada por Mary Cassatt a Camille Pissarro. Al iniciarse el nuevo siglo trabajó como consejera para varios coleccionistas de arte, a los que recomendaba que eventualmente donaran sus compras a los museos de arte norteamericanos. Sin embargo, el reconocimiento amplio de su arte fue tardío en EUA.
En 1891 exhibió una serie de coloridas pinturas entre las cuales estaban Mujer tomando un baño y El salón de belleza, cuadros inspirados en el arte japonés que fueron exhibidos en París un año antes. Fue en general hostil a los movimientos pictóricos posteriores, como el posimpresionismo, el cubismo y el fauvismo. Un viaje realizado a Egipto en 1910 dejó a Mary Cassatt impresionada, y también la introdujo en una crisis de salud y de creatividad, considerando que sus manos eran incapaces de reproducir la fuerza de aquel que era seguramente el mejor arte de la Antigüedad. En 1911 fue diagnosticada de diabetes, reumatismo, neuralgia y cataratas, y en 1914 tuvo que dejar de pintar por hallarse casi completamente ciega, a pesar de lo cual en 1915 aún tuvo fuerzas para contribuir con 18 pinturas en apoyo del movimiento sufragista. Tras 11 años de completa inactividad artística debido a su ceguera, falleció en la casa familiar en 1926, y sus restos reposan en un mausoleo en Le Mesnil-Théribus, en la Picardía Francesa, país que en 1904 le había concedido la Legión de Honor por sus contribuciones al arte. Nunca contrajo matrimonio, pues desde muy pronto consideró que ello era incompatible con el desarrollo de su carrera.
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