(Dolores Flores Ruiz; Jerez de la Frontera, 1922 - Madrid, 1995) Cantante y actriz española. Hija de un tabernero, Lola demostró desde muy pequeña sus cualidades para el cante y el baile. Su admiración por Pastora Imperio le llevó a seguir con sus inquietudes hasta que conoció a Manolo Caracol, quien la tuvo en su compañía durante unos meses cuando apenas contaba con quince años. Toda la familia estuvo un tiempo en Sevilla hasta que recaló en Madrid, no sin antes conocer a otras figuras importantes de la canción como Estrellita Castro o el maestro Manuel López-Quiroga, quienes la animaron a seguir con su carrera.
Cine y canción
iban a ser los pilares sobre los que se asentaría la carrera artística de Lola
tras la contienda civil. Su primera película fue Martingala (1940), de Fernando Mignoni,
interpretando a una gitana. Su sueldo fue de 12.000 pesetas, algo nunca
imaginado por ella. Durante los años cuarenta realizó una serie de giras por
diversas provincias españolas con un espectáculo montado por el empresario Juan
Carcellé. Su canción más importante de aquella etapa fue “El lerele”, que
pasado los años se convirtió en un gran éxito.
Sin embargo, no
contenta con deambular de una ciudad a otra o ir de pueblo en pueblo, decidió
montar su propia compañía con la ayuda de uno de sus primeros acompañantes.
Para su proyecto (espectáculo que llamó Zambra)
contrató a Manolo Caracol, iniciando una de sus etapas más fructíferas y
populares, además de vivir un apasionado y turbulento romance.
De su trabajo en
común se conserva la película Embrujo (1946),
de Carlos Serrano de Osma, director que logró uno de sus trabajos mas
personales y ambiciosos, aunque a la pareja protagonista no le reportara más
popularidad, y La niña de la
venta(1951), de Ramón Torrado, que sí les ayudó a alcanzar un éxito mayor,
aunque su unión ya tocaba a su fin. Lola ya era conocida en el extranjero. Su
repertorio aumentaba sin descanso y comenzó a grabar discos y a consolidar su
carrera. “La zarzamora” fue una de sus canciones más emblemáticas de la época.
Firmó un
importante contrato con el productor Cesáreo González, quien no sólo la
incorporó al reparto de películas como La
estrella de Sierra Morena(1951), de Ramón Torrado, sino que diseñó largas
giras por países americanos, en alguno de los cuales rodó alguna película.
Fueron años de coproducciones con México, país con el que estableció un fuerte
vínculo artístico alcanzando una popularidad sorprendente, tanto que después de
rodar La Faraona (1955), de René Cardona, se quedó con
ese nombre para siempre; también años de trabajo intenso en los que siguió
combinando su interpretación cinematográfica con los espectáculos en los que
cantaba muestras de su nuevo repertorio. Miguel Morayta la dirigió en Pena, penita, pena (1953) y Limosna de amores (1955), y Miguel Zacarías enSueños
de oro y Maricruz (ambas de 1956).
Desde El balcón de la luna (1962), de Luis Saslavsky, sus
apariciones cinematográficas se fueron espaciando más en el tiempo, dedicándolo
a sus espectáculos teatrales. Su único premio en cine se lo concedió el
Sindicato Nacional del Espectáculo por su trabajo en Una señora estupenda (1967), de Eugenio Martín. Después
intervino en títulos tan dispares como Truhanes (1983), de Miguel Hermoso, o Juana la Loca... de vez en
cuando (1983), una parodia
histórica disparatada dirigida por José Ramón Larraz. También trabajó en la
serie de televisión Juncal (1989), de Jaime de Armiñán, al lado
de Francisco Rabal, y Carlos Saura recogió su arte en el mediometraje Sevillanas(1992).
En 1957 contrajo
matrimonio con Antonio González “El Pescailla”. De su matrimonio nacieron
Lolita, Rosario y Antonio, todos dedicados a la música. El último de ellos
murió unos días después de que lo hiciera su madre, el 30 de mayo de 1995.
Lola
protagonizó durante toda su vida diversos programas de televisión, pero no fue
hasta los 90 cuando empezó su etapa en televisión como presentadora. Presentó
varios programas como El tablao de Lola en Telecinco (1992), Sabor a Lolas en
Antena 3 (1992 - 1993) y Ay Lola Lolita Lola en TVE (1995); estos dos últimos
los presentó junto a su hija Lolita Flores. Su último programa en TVE tuvo que
suspenderse por el agravamiento de la enfermedad de Lola en la entrega número
9; allí hizo su última aparición cantando en público. Al principio su actuación
se iba a realizar de pie, pero Lola tuvo que pedir una silla y apenas movió el
brazo derecho porque lo tenía hinchado como secuela por el cáncer que padecía.
Sus programas se
caracterizaban porque sus presentadoras formaban parte del espectáculo bailando
y cantando. Toda esta estapa por televisión demostró que Lola no dejó de cantar
ni de bailar hasta sus últimos días. El último programa que grabó fue El coraje
de vivir, que no pudo terminar .
Lola
Flores nunca hizo ninguna serie de televisión con ella como protagonista, pero
participó en muchas series famosas como invitada, por ejemplo Los ladrones van
a la oficina (1994-1995), en la que hacía el papel de gitana junto a sus hijos
Lolita y Antonio. En dicha serie participó en cinco episodios.
Antena 3 hizo en 2007 una
película sobre su vida.
Le
brindaron diversos homenajes durante su vida, pero el que más destaca es el que
le hicieron en Miami en 1990, con la participación de diversos artistas del
momento, tales como José Luis Rodríguez "El Puma", Rocío Jurado,
Celia Cruz y toda la familia de Lola. En aquel evento Lola participaba en todas
las actuaciones; con Rocío Jurado grabó la canción "Dejándonos la
piel". Su último homenaje se lo brindó Antena 3 en 1994, al que Lola fue
invitada, pero no actuó; solo disfrutó de las actuaciones de sus amigos y
familia, y con motivo de aquel acto dijo su mítica frase: «Ya puedo morir
tranquila».
Las hermanas Salazar, más
conocidas como Azúcar Moreno, le rindieron homenaje con una canción que tuvo y
aún tiene gran reconocimiento en España y el mundo entero titulada
"Bailando con Lola".
Murió
el 16 de mayo de 1995 en su residencia de "El Lerele" en Alcobendas
(Madrid) a los 72 años a causa de un cáncer de mama que le había sido
diagnosticado en 1972. Su capilla ardiente quedó instalada en el Centro
Cultural de la Villa (actual Teatro Fernán Gómez) de Madrid, en la plaza de
Colón. En un ataúd abierto y amortajada con una mantilla blanca, todos sus fans
y amigos pudieron pasar a verla. Fue conducida hasta el Cementerio de la
Almudena en Madrid con una banda de músicos detrás del coche, que tocaba
"La zarzamora" hasta donde sería sepultada. Fue uno de los entierros
más recordados por la cantidad de gente que acudió; el funeral fue retrasmitido
en directo por televisión.
Quince días después de su
muerte, el 31 de mayo de 1995, su hijo Antonio Flores (de 33 años) fue
encontrado muerto en la residencia familiar de "El Lerele" debido a
una sobredosis de barbitúricos y alcohol. Fue enterrado junto a su madre.
Algunos
de los calificativos que durante décadas se han utilizado para definir la
personalidad de Lola Flores han sido los de racial, temperamental, genuina,
pasional, arrolladora, o genial. Se ha llegado a decir que «Lola Flores es casi
una religión».
Algunas
de sus peripecias y declaraciones a lo largo de su vida, que han quedado
grabadas en el imaginario colectivo de los españoles de varias generaciones,
así lo confirman. Una de sus anécdotas más recordadas tuvo lugar en 1977
durante la grabación en directo y ante público de una de sus actuaciones para
el programa de Televisión española Esta noche, fiesta, conducido por José María
Íñigo. En un giro brusco del baile, Lola Flores perdió un pendiente, y en lugar
de seguir cantanto, detuvo la actuación para clamar ante el micrófono: «Perdón,
pero se me ha caído un pendiente enorme. Bueno, ustedes me lo vais a devolver
porque mi trabajito me costó. Muchas gracias de todo corazón pero el pendiente,
Íñigo, no lo quiero perder, eh, por favor».
Años
más tarde, con motivo de la boda de su hija Lolita el 25 de agosto de 1983, un
gentío de en torno a cinco mil personas abarrotaron la iglesia y su contorno
para seguir en directo el enlace. La desaforada concentración de personas
impedía la celebración de la ceremonia y ante la desesperada situación, Lola
Flores, micrófono en mano, imploró a los congregados: «Si me quereis, irse». La
expresión pasó como frase hecha al lenguaje popular y décadas más tarde seguía
utilizándose.
Finalmente, otro episodio que
da muestra del peculiar carácter de la conocida popularmente como La Faraona,
fue el acaecido en 1989 cuando la artista fue llamada a declarar judicialmente
acusada de fraude fiscal durante cinco años consecutivos. Tras excusarse
alegando su desconocimiento de la obligación de tributar y reconocer que no
sabía que no hacerlo tenía «tanto castigo», imploró ante las cámaras: «Si una
peseta me diera cada español, podría pagar», momento que igualmente pasó a la
posteridad en la historia de la televisión.
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