Margaret Sanger (Corning, 1879 - Tucson, 1966).
Enfermera feminista, socialista y atea estadounidense y precursora de los
movimientos feministas en favor de la planificación familiar y fundadora de la
Liga Americana para el Control de la Natalidad (American Birth Control League)
en 1921, que se convirtió en 1942 en la Federación de América para la
Planificación Familiar (Planned Parenthood Federation of America - PPFFA) que
junto con asociaciones en numerosos países constituyeron en India, en 1952, la
Federación Internacional de Planificación Familiar (International Planned
Parenthood Federation IPPF) con sede en Londres.
Es la que dijo: "Ninguna
mujer puede llamarse a sí misma libre, si no puede poseer y controlar su
cuerpo. Ninguna mujer puede llamarse a sí misma libre, hasta que pueda escoger
conscientemente si desea o no ser madre". Margaret
Sanger nació en Corning, Nueva York, siendo la sexta de once hermanos. Su madre
era una devota católica y murió de tuberculosis y cáncer cervical, hecho que
marcó mucho a Sanger a lo largo de su vida. Su padre era un trabajador de
condición humilde y un activista político socialista.
Margaret Higginis estudió enfermería en el hospital
de White Plains, en Nueva York, donde se dio cuenta de la necesidad de
desarrollar métodos anticonceptivos para evitar embarazos no deseados que,
según su opinión, conducen a abortos, a menudo practicados en situaciones
insalubres. En 1902 se casó con el arquitecto William Sanger, con el cual
desarrollaría una gran actividad social y política, antes de sus separación, en
1913. Un año más tarde, fundó una Revista Feminista, "The Woman
Rebel" ("la mujer rebelde"), para promover la contraconcepción,
con el lema "Sin dioses ni maestros".
Aunque inicialmente se encontró con mucha
oposición, gradualmente fue ganando apoyos por dar acceso a las mujeres a la
contraconcepción. A causa de haber promovido la contraconcepción y la eugenesia
y de sus postulados racistas, sigue siendo una figura controvertida.
Margaret Sanger se vio influida por las tesis
políticas socialistas y feministas de su padre. También le afectó mucho la
muerte de su madre, que le hizo rebelarse contra la sociedad en que vivía por
su visión de la salud de la mujer y la natalidad. Como atea, atacó duramente a
todas las confesiones cristianas, acusándolas de oscurantismo. Fue también una
socialista declarada, y culpó al capitalismo de los males que sufrían las
mujeres trabajadoras blancas. Sus posiciones políticas son manifiestas en las
útlimas páginas de "Lo que toda chica debería saber".
Margaret Sanger era partidaria de la eugenesia
negativa, una filosofía social que argumenta que la especie puede mejorar
mediante la intervención social. Sus propuestas incluían una restrictiva
política de restricción de la inmigración, el libre acceso a los métodos
anticonceptivos y la segregación y esterilización de los retrasados mentales.
En "Un plan para la paz" (1932), por
ejemplo, Margaret Sanger propuso la creación de un departamento del Congreso
para: "mantener cerradas las puertas para evitar la entrada de ciertos
extranjeros cuya condición se sabe es perjudicial para la raza, como los
débiles de mente, idiotas, retrasados, locos, sifilíticos, epilépticos,
criminales, prostitutas profesionales y otros de esa clase".
Y más adelante: "Apliquen una rígida política
de esterilización y segregación a aquellas partes de la población cuyo progenie
ya esté corrompida o cuya herencia sea tal que características perjudiciales
puedan ser transmitidas a su descendencia".
Sin embargo, Margaret Sanger rechazaba la eutanasia forzosa para los retrasados y se pronunció contra tales prácticas, así como contra el Régimen Nacionalsocialista (Nazi) Alemán y sus políticas, calificadas por Margaret Sanger de "atrocidades". Margaret Sangera creía que el control de la natalidad debía ser llevado a cabo por los padres que estuvieran capacitados intelectualmente, y no por el Estado: "La campaña por el control de la natalidad no tiene simplemente un valor "eugénico", sino que tiene práctimente los mismos obejetivos finales que la eugenesia. Creemos que la regeneración racial, como la regeneración individual, debe salir "de dentro". Esto es, debe ser autónoma y no impuesta desde fuera. Sotenemos que una mujer en pleno uso de sus facultades mentales es el mejor juez para determinar las condiciones bajo las cuales su hijo ha de venir al mundo. Es más, sostenemos, que es su derecho independientemente de otro ripo de consideraciones, determinar si tendrá hijos o no, y cuántos hijos tendra si elige ser madre. Sólo sobre una maternidad libre y autónoma puede apoyarse una estructura inquebranable de mejora racial".
Sólo aceptaba la coerción para evitar la
proecreación de los "débiles mentales": "Los débiles mentales
diagnósticados no sólo deberían ser exhortados sino obligados a no propagar a
sus hijos".
En un capítulo de "La mujer y la nueva raza", Margaret Sanger dice "los cientos de miles de abortos paracticados en América cada año son una desgracia para la Civilización".
Roger Streitmatter ha afirmado que la oposición de Margaret Sanger al aborto tenía que ver más con el peligro que supone para la madre que con objeciones morales. No obstante, en su autobiografía, Margaret Sanger apunta que en 1916 su oposición al aborto se basaba en la defensa de la vida: "A cada grupo le explicábamos lo que era la contraconcepción, que el aborto era el camino erróneo (sin importar lo pronto que se realizara) y que la contraconcepción era la forma mejor y más segura, ya que costaba menos tiempo, ocasionaba menos problemas y la vida no había empezado todavía".
También escribió: "nadie puede dudar que hay veces en que un aborto es justificable, pero será innecesario cuando se tomen precauciones para prevenir la concepción. Esta es la única cura para el aborto".
En el año 1951, Margaret Sanger, logró financiación para que Gregory Pincus empezase a investigar sobre la píldora anticonceptiva. En 1954, bajo el nombre de Enovid, fue probada por primera vez en 50 mujeres del estado de Massachusetts. Despúes fue probada de manera generalizada en Puerto Rico, como parte de la Operación Manos a la Obra, que también incluyo procesos radicales de esterilización forzosa en mujeres pobres.
Sin embargo, Margaret Sanger rechazaba la eutanasia forzosa para los retrasados y se pronunció contra tales prácticas, así como contra el Régimen Nacionalsocialista (Nazi) Alemán y sus políticas, calificadas por Margaret Sanger de "atrocidades". Margaret Sangera creía que el control de la natalidad debía ser llevado a cabo por los padres que estuvieran capacitados intelectualmente, y no por el Estado: "La campaña por el control de la natalidad no tiene simplemente un valor "eugénico", sino que tiene práctimente los mismos obejetivos finales que la eugenesia. Creemos que la regeneración racial, como la regeneración individual, debe salir "de dentro". Esto es, debe ser autónoma y no impuesta desde fuera. Sotenemos que una mujer en pleno uso de sus facultades mentales es el mejor juez para determinar las condiciones bajo las cuales su hijo ha de venir al mundo. Es más, sostenemos, que es su derecho independientemente de otro ripo de consideraciones, determinar si tendrá hijos o no, y cuántos hijos tendra si elige ser madre. Sólo sobre una maternidad libre y autónoma puede apoyarse una estructura inquebranable de mejora racial".
En un capítulo de "La mujer y la nueva raza", Margaret Sanger dice "los cientos de miles de abortos paracticados en América cada año son una desgracia para la Civilización".
Roger Streitmatter ha afirmado que la oposición de Margaret Sanger al aborto tenía que ver más con el peligro que supone para la madre que con objeciones morales. No obstante, en su autobiografía, Margaret Sanger apunta que en 1916 su oposición al aborto se basaba en la defensa de la vida: "A cada grupo le explicábamos lo que era la contraconcepción, que el aborto era el camino erróneo (sin importar lo pronto que se realizara) y que la contraconcepción era la forma mejor y más segura, ya que costaba menos tiempo, ocasionaba menos problemas y la vida no había empezado todavía".
También escribió: "nadie puede dudar que hay veces en que un aborto es justificable, pero será innecesario cuando se tomen precauciones para prevenir la concepción. Esta es la única cura para el aborto".
En el año 1951, Margaret Sanger, logró financiación para que Gregory Pincus empezase a investigar sobre la píldora anticonceptiva. En 1954, bajo el nombre de Enovid, fue probada por primera vez en 50 mujeres del estado de Massachusetts. Despúes fue probada de manera generalizada en Puerto Rico, como parte de la Operación Manos a la Obra, que también incluyo procesos radicales de esterilización forzosa en mujeres pobres.
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