Sarah Kofman (París, 1934 – idem, 1994). Filósofa y escritora
francesa de renombre universal.
Su padre, rabino de origen polaco, murió asesinado en
Auschwitz en 1942, tras su detención en París. Esta desgracia marcó la infancia
de Sarah Kofman, pues tuvo que vivir entre dos madres, la real y otra postiza,
para ocultarse en las redadas. Y también marcó toda su vida, por lo que se
deduce de sus libros finales.
Tras sus estudios de filosofía, Sarah Kofman empezó
su carrera docente en institutos de Toulouse (1960-1963) y luego de París
(1963-1970). También enseñó, entre otras, en las Universidades de Berkeley y de
Ginebra. Su tesis inicial, supervisada por Gilles Deleuze y publicada más tarde
como "Nietzsche y la Metáfora", dio entrada a un diálogo con el
pensador alemán, que le ocupó toda su vida, pues en 1992-1993 publicó 2 grandes
tomos sobre esa figura mayor.
En 1969 conoció a Jacques Derrida, asistió a sus
seminarios, y luego participaría en su proyecto colectivo de publicaciones en
la Editorial Galilée o en la reforma de la enseñanza filosófica en Francia;
además Sarah Kofman escribiría un excelente ensayo sobre el filósofo, con el
título "Lectures de Derrida".
Pero ésta, aunque notable, es una de sus múltiples
facetas. No hay que olvidar sus reflexiones continuas sobre la condición
femenina. Destacan los textos que dedicó a Friedrich Wilhelm Nietzsche o los
que refieren al pensamiento de Sigmund Freud, especialmente sobre su valoración
de las mujeres. Sus gustos por la literatura de Ernest Theodor Amadeus Hoffmann
o Gerard de Nerval, por la metáfora en particular, y por la expresión autobiográfica
han hecho de sus escritos privados una muestra relevante de la creación del s.
XX, desde Autobiogriffures hasta Paroles suffoquées y Calle Ordener, calle
Labat.
Sarah Kofman ha sido traducida a muchas lenguas,
especialmente al inglés. Ha impartido conferencias en todo el mundo (desde
Brasil hasta Japón), además de resultar conocida por su actividad incesante en
Francia como escritora y como docente. De ahí que su suicidio, en 1994, tuviese
una gran resonancia, tomando un valor simbólico para toda una generación.
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