(María de los Ángeles Güereña; Álamos, 1914 -
Ciudad de México, 2002) Actriz cinematográfica mexicana. Dotada de una
enigmática belleza latina, en su amplia filmografía (que incluye melodramas
campesinos y revolucionarios, dramas urbanos y adaptaciones de novelas
realistas y naturalistas), encarnó a una criatura altiva y desdeñosa que se
rebelaba ante el sometimiento de la mujer al macho arrogante. A medio camino
entre la devoradora de hombres y el ideal de la beldad inalcanzable, representó
como nadie el arquetipo de la mujer fatal.
Nacida
en el rancho El Quiriego, cerca de Álamos, de niña se trasladó a Guadalajara,
donde ganó un concurso de belleza. Estuvo casada con el compositor Agustín Lara
(autor de Granada y el chotis Madrid, entre otras) y con el
famoso cantante y también actor Jorge Negrete, con quien formó, en muchas películas, una
pareja protagonista que ha pasado ya a la historia de la cinematografía
mexicana.
María Félix fue descubierta por el director Miguel
Zacarías, quien intentó, y logró, potenciar aquella "apasionada
frialdad" que caracterizaba sus actuaciones. Con Miguel Zacarías debutó en
el cine en 1942, interpretando la película El
peñón de las ánimas, que inició la lista de los filmes en los que compartía
reparto con el que iba a ser más tarde su tercer marido, Jorge Negrete. Trabajó
por toda Latinoamérica y también en Europa, sobre todo en España, Francia e
Italia, donde alcanzó gran popularidad.
"
Me ofrecen papeles de india y las indias las hago en mi país, en el
extranjero sólo encarno a reinas " ( María Félix )
|
El realizador Fernando Palacios le hizo
estudiar arte dramático. Con este director consiguió su primer éxito importante
en La mujer sin alma (1943), filme en el que tomó cuerpo su
arquetipo de mujer bella y altiva. En el mismo año 1943 se le adjudicó el papel
estelar de la cinta Doña
Bárbara, basada en una adaptación de la obra homónima de Rómulo Gallegos y
dirigida por Fernando de Fuentes. En esta película interpreta a una mujer
soberbia, dominante, cruel, la clásica "devoradora de hombres" (lo
que en el cine estadounidense se denomina "vamp", término procedente
del apócope de vampiresa o mujer fatal), que habría de convertirse en su
caracterización predominante a lo largo de todas su carrera cinematográfica.
La
Doña, como solía llamársela, se convirtió pronto en un mito vivientes del cine
mexicano. La Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas le otorgó
el Premio Ariel a la mejor actriz en tres ocasiones: en 1947, por Enamorada; en 1949, por Río Escondido (ambas películas, al igual que Belleza maldita, dirigidas
magistralmente por el Indio Fernández), y en 1951, por Doña Diabla.
Cabe destacar su interpretación en el film Enamorada(episodio de una
cualquiera de las múltiples revoluciones mexicanas), en donde María Félix es al
mismo tiempo, y en lucha consigo misma, la instintiva, la hermosa, la esquiva y
desdeñosa, la brava, la sometida, la rendida, la enamorada... El último
fotograma de esta película (el revolucionario parte vencido y la enamorada
corre, descalza y jadeante, para unírsele y compartir su destino) puede
compararse a los planos finales del Marruecos de Stenberg, con Gary Cooper y Marlene
Dietrich como protagonistas, aunque el gesto de María Félix sea más instintivo
y, por ello, más convincente.
Los
títulos de las películas en las actuó forman una serie interminable. Desde sus
inicios, María Félix trabajó prácticamente sin descanso, requerida por
directores y productores mexicanos o extranjeros, hasta el punto de que, en
ocasiones, llegó a protagonizar tres o cuatro películas anuales. Esto fue, por
ejemplo, lo que ocurrió en 1946, cuando interpretó dos películas de título
revelador (La devoradora y La mujer de todos) y fue la
inolvidable protagonista de Enamorada;
también al año siguiente, en 1947, trabajó en La
diosa arrodillada, Río
Escondido y ¡Que Dios me perdone!
Otras películas de mención obligada son La monja alférez, que plasma en
imágenes la azarosa biografía de Catalina de Erauso, aventurera que luchó como
soldado en el ejército español del siglo XVII; Amok, adaptación de la novela
de Stefan Zweig realizada en 1944 por el director Antonio Momplet; Mare Nostrum(1948), cinta un
tanto artificiosa que corresponde a su etapa española, donde la servil sumisión
de la línea dramática al lucimiento de la belleza de María Félix no sólo
perjudica la continuidad y eficacia del relato, sino que daña también la
sinceridad expresiva de la propia actriz y su posible identificación con la
heroína; Hechizo trágico y La Bella Otero, biografía no
excesivamente fiel de la famosa cupletista, ambas rodadas en 1954; y Los ambiciosos (1959), uno de los filmes que realizó
el aragonés Luis Buñuel en su fértil etapa de exilio mexicano.
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